La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, decretó el estado de urgencia por estimar que la epidemia de virus Ébola “exige medidas extraordinarias para la supervivencia del Estado”, dijo en un discurso la noche del miércoles al jueves.

Tras recordar las medidas adoptadas desde hace dos semanas en el país para frenar el contagio, incluyendo la baja obligatoria de 30 días de los funcionarios no esenciales, el cierre de escuelas y desinfección de los lugares públicos, Sirleaf deploró que “la amenaza siga en aumento”.

“La ignorancia, la pobreza y prácticas culturales y religiosas bien ancladas siguen exacerbando la propagación de la enfermedad, en particular en provincias”, subrayó, en referencia sobre todo a los contactos con cadáveres en ritos funerarios.

“La magnitud y escala de la epidemis, la virulencia y mortandad del vuris superan ahora las capacidades y prerrogativas de cualquier agencia gubernamental o ministerio”, añadió la presidenta liberiana.

“El virus Ébola, las ramificaciones y las consecuencias de la enfermedad, constituyen ahora un trastorno que afecta a la existencia, seguridad y bienestar de la República, y representa un peligro claro e inmediato”, afirmó Sirleaf antes de decretar el estado de urgencia, que será sometido a votación este jueves en el Parlamento.

La epidemia de Ébola, la más grave de la historia de esta fiebre hemorrágica desde su aparición en 1976, deja 932 muertos sobre 1.711 casos (entre confirmados, sospechosos o probables): 363 en Guinea, 282 en Liberia, 286 en Sierra Leona y uno en Nigeria, según el último balance, con fecha 4 de agosto, de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los últimos balance son particularmente inquietantes para Liberia, que se apunta 48 de los 108 casos nuevos censados, entre ellos 27 de los 45 nuevos casos mortales.