Unos 50 dirigentes africanos y centenares de empresarios arriban este lunes a Washington para la primera cumbre con Barack Obama, que se centrará en lazos comerciales, negocios, pero también conflictos y la epidemia del Ébola en África occidental.

El principal objetivo de esta cumbre de tres días es forjar lazos económicos más sólidos entre Estados Unidos y África, en momentos en que altos funcionarios estadounidenses se muestran entusiasmados en promover los vínculos con un continente que, según el FMI, crecerá 5,8% en 2014.

En el primer día de debates, el vicepresidente estadounidense Joe Biden llamó a los líderes africanos a luchar contra “el cáncer de la corrupción”, mientras que el secretario de Estado John Kerry insistió en la necesidad de “una sociedad civil fuerte, el respeto por la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos”.

A pesar de que el foco de la cumbre estará puesto en el comercio –Obama describió el año pasado a África como “el próximo caso de mayor éxito económico del mundo”–, Washington también se comprometió a que temas como la seguridad, la gobernabilidad y los derechos humanos estén en la agenda de la cumbre.

Las relaciones comerciales de Estados Unidos con África están en un lejano tercer lugar detrás de la Unión Europea y China.

La Casa Blanca insiste en que su iniciativa no es de ninguna manera una respuesta tardía a las crecientes inversiones chinas en el continente durante la década pasada.

Está claro, sin embargo, que la presencia china en África no es totalmente ajena a esta iniciativa estadounidense.

“Mi consejo a los líderes africanos es que se aseguren de que si, como de hecho ocurre, China invierte en puentes y carreteras, en primer lugar, contrate trabajadores africanos; segundo, que las carreteras no vayan únicamente de las minas al puerto y de ahí a Shanghai, sino que los gobiernos africanos puedan darle forma a esas infraestructuras de modo que traigan beneficios a largo plazo”, dijo Obama en una entrevista publicada el viernes en The Economist.

General Electric anunció que invertirá 2.000 millones de dólares en el continente hacia 2018, parte de ellos en programas de salud en varios países.

La extensión del AGOA, el programa estadounidense que otorga ventajas comerciales a algunos productos africanos, y “Power Africa”, un plan para duplicar la generación de electricidad en África subsahariana, también estarán sobre la mesa de discusión.

La elaboración de la lista de invitados a la cumbre resultó delicada y sólo cuatro países quedaron fuera: República Centroafricana, Eritrea, Sudán y Zimbabue.

Sin embargo, fueron invitados líderes de larga data, como los de Guinea Ecuatorial (Teodoro Obiang Nguema), Camerún (Paul Biya) y Angola (José Eduardo dos Santos).

Human Rights Watch pidió a Obama que planteara el tema de los derechos humanos, particularmente el caso de la Guinea Ecuatorial de Nguema.

“En lugar de darle (a Nguema) la posibilidad de hacer propaganda, el presidente Obama debería presionarlo para que ponga fin a las torturas, la corrupción y otros abusos extendidos en Guinea Ecuatorial”, afirmó Lisa Misol, miembro de esa organización.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, también estará en Washington, a pesar de las recientes críticas recibidas por una ley contra los homosexuales, que suscitó la indignación internacional y sanciones de Estados Unidos. El tribunal constitucional de Uganda derogó el viernes la norma.

La lucha contra Boko Haram

También se prevé que el abordaje del tema seguridad se centre en la amenaza que supone Al Qaida en el Magreb Islámico (AQIM), los repetidos ataques de Boko Haram en Nigeria, la guerra civil en Sudán del Sur y los atentados terroristas de los militantes shebab en Kenia.

Un alto funcionario estadounidense dijo que Washington presionará al presidente Salva Kiir de Sudán del Sur a alcanzar un acuerdo de paz para poner fin al conflicto.

Para Obama, un asunto central de la cumbre será “encontrar caminos para fortalecer el mantenimiento de la paz y los esfuerzos para resolver los conflictos por parte de los propios africanos”.

Antes de dirigirse a Washington, el presidente camerunés Paul Biya dijo que esperaba que esta cumbre fuera una oportunidad para discutir una estrategia regional conjunta con Chad, Níger y Nigeria para combatir a Boko Haram.

“Un movimiento terrorista internacional requiere una estrategia internacional”, aseguró Biya.

Sin embargo, el centro del escenario de la cumbre podría estar ocupado por la epidemia del virus del Ébola, que ha dejado más de 700 muertos en África occidental.

La presidenta liberiana, Ellen Johnson Sirleaf, y su homólogo de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, descartaron viajar a Washington debido a la peor epidemia sanitaria en la historia de sus países.

Obama dijo que las delegaciones de los países africanos afectados por la epidemia del ébola serán sometidas a revisiones sanitarias precautorias ni bien arriben a Estados Unidos, pese a que sólo existe “un riesgo marginal o infinitesimal” de exposición a la enfermedad.

Mientras funcionarios estadounidenses mencionan problemas logísticos y diplomáticos para explicar la falta de encuentros bilaterales, está previsto un lujoso banquete el martes de noche en la Casa Blanca.

El nuevo presidente de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, quien declinó la invitación a Washington, será una de las ausencias más notables.

Peter Pham, director de asuntos africanos en el centro de análisis Atlantic Council, afirmó que la cumbre podría suministrar a Obama, hijo de madre estadounidense y padre africano, una oportunidad para transformar las actitudes estadounidenses hacia el continente.

“Será una oportunidad histórica si la cumbre puede comenzar a cambiar la percepción que se tiene de África en Estados Unidos”, dijo Pham.

“La mayor parte de la atención que se presta a África en Estados Unidos tiene que ver con conflictos, pobreza, enfermedad”, comentó.