Toda decisión humana siempre pasa por un sentimiento. De ahí que todo hecho tenga un significado, o cientos o miles de significados distintos según cuantas personas sean testigos de alguna situación o hecho, valorizándola según la importancia y cercanía que pueda tener con mi propia realidad.

Por lo mismo es raro y no deja de ser objeto de estudio, el centralismo medial que impera en Chile, casi sin excepciones, simplemente porque todo ocurre en Santiago. Se convierte en comentario obligado la inundación de un barrio capitalino y no la del propio sector que afecta a mis vecinos, porque “lo que no se ve, no existe” y menos importa. Así se construyen realidades, así conocemos sólo lo que otros dicen.

Chile es un país diverso, desde el clima, pasando por la cultura y hasta en su forma de pensar, de ahí que cada lugar tenga una identidad propia, tradiciones distintas y diversas formas de ver el mundo, por eso el cierre de Canal 13 Concepción no sólo es una decisión tomada en Santiago, también es privar de la construcción de realidad a los penquistas y un atentado a la democratización de espacios.

Los medios de comunicación tienen diversas funciones, entretener, informar, educar, entre otras. Sin embargo no dejan de ser un negocio y los periodistas estamos entre medio de eso.

Como un medio de comunicación gana con ventas de avisos, muchas veces la información (la de verdad) pasa a un segundo plano. De ahí que los programas que menos aportan sigan al aire, simplemente porque venden… basura, pero venden.

La pregunta es ¿Qué vende un medio regional? La verdad es que vende muy poco, porque los grandes avisadores están en Santiago, entonces vendiendo tan poco o casi nada, podríamos decir que un medio local ofrece identidad, amor por lo propio y proximidad.

Como en todo proceso comunicativo debe existir un emisor y un receptor y el periodismo de calidad, como dijo Mar de Fontcuberta, se construye cuando existen receptores de calidad. ¿En qué han aportado los medios para los receptores sean de buena calidad? ¿Qué ha hecho el Gobierno para que esos receptores sean de calidad? Al parecer a los poderosos no les conviene que exista masa crítica.

Un medio de comunicación entrega las herramientas para que el conocimiento se haga masivo, un rol educador, al parecer eso se ha ido olvidando.

Pero tal como ocurre en la vida real, las grandes tiendas del retail (o los grandes canales centralistas en este caso) no conocen a sus clientes como en los negocios de barrio, donde el dueño del local, a veces se sabe hasta los nombres de quienes compran, sus problemas y conversan con ellos.

Pero al margen de todo lo anterior, que siempre es motivo de discusión y debate, los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en una sociedad que dice ser “democrática”. Los Mass Media democratizan el conocimiento, es decir, lo hacen accesible a un gran número de personas, con la visión propia de cada medio que, al final, se convierte en el “caballito de batalla” a la hora de las preferencias de la audiencia.

Entonces, todo indica que hay algunos que no quieren contribuir con este proceso, formador de opinión y constructor de realidad.

Los canales de TV, las radios, medios web, revistas y/o diarios crean audiencias y realidades y con el cierre de Canal 13 de Concepción se pierde una visión de mundo y una opción de transparentar el proceso democrático, sobre todo de la región del Bío Bío, porque con hechos como éstos queda claro que Santiago sigue siendo Chile, un Chile a medias, donde sólo importa la capital, total allá están los grandes avisadores.

Quienes veían Canal 13 Concepción deberán acostumbrarse a vivir con problemáticas de Santiago, la suspensión del Metro y los tacos en Américo Vespucio. Será más familiar el rostro del intendente de Santiago o el alcalde de Puente Alto que el de las autoridades locales. No hay respeto por el televidente penquista, ni por las regiones en general.

“La meca está en Santiago”, me dijo una vez un profesor, parece que era en sentido literal.

Óscar Valenzuela
Periodista