Varios miles de personas, militantes de la causa palestina y de la izquierda radical, desafiaron el sábado en París la prohibición de manifestar, decidida por el gobierno por temor a disturbios y desbordamientos antisemitas.
Gritando “Israel asesino, Hollande cómplice” y “todos somos palestinos”, los manifestantes se agruparon en una plaza del centro de París, enmarcados por un fuerte dispositivo policial.
El ministerio del Interior movilizó en la ocasión unos 2.000 policías en la capital y, según fuentes policiales, unas 40 personas fueron detenidas.
Cerca del lugar, la policía montaba guardia particularmente en una calle en la que se encuentra una sinagoga.
Según estimaciones aún provisionales, unas 5.000 personas estaban agrupadas en la plaza una hora después de empezar la manifestación, pero permanecían en el lugar sin marchar.
La prohibición de la manifestación por las autoridades fue confirmada el sábado por la mañana por el Consejo de Estado, la más alta jurisdicción administrativa del país, a la que habían recurrido los organizadores.
Tras esa decisión, el ministro del Interior exhortó solemnemente a los organizadores a renunciar a la manifestación y advirtió que serían considerados “responsables de los desbordamientos” eventuales y “pasibles de sanciones penales”.
“Esta manifestación es ilegal, pero para nosotros es legítima. Se trata de manifestar nuestra solidaridad con un pueblo que está siendo masacrado”, declaró uno de los manifestantes, miembro del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA, extrema izquierda) una de las organizaciones que llamó a manifestar.
Al mismo tiempo que en París, otras manifestaciones de apoyo a los palestinos tenían lugar el sábado en diversas ciudades de Francia. En Lyon, la marcha autorizada, tuvo lugar en calma y el número de manifestantes fue estimado en 10.000.
El miércoles, se llevó a cabo también en calma en París otra manifestación de apoyo a los palestinos, con la participación de entre 14.500 y 25.000 personas. Esta, convocada por el Colectivo Nacional por una Paz justa y durable entre palestinos e israelíes, había sido autorizada.
La prohibición de varias manifestaciones propalestinas en los últimos días ha causado polémica en Francia, donde el gobierno fue acusado de haber actuado como “bombero pirómano” al tomar tales medidas.
El gobierno justificó las prohibiciones afirmando que había riesgos para el orden público y que había que evitar actos antisemitas.
Dos manifestaciones prohibidas dieron antes lugar a choques entre manifestantes y policías y a actos antisemitas, como fue el caso el domingo pasado en Sarcelles, donde fueron saqueadas tiendas judías.
Por su parte, los detractores del gobierno recalcan que las manifestaciones que no fueron prohibidas se realizaron sin que hubiera violencia.