El gobierno mexicano alista multas contra grandes empresas estadounidenses como Coca-Cola, PepsiCo y Hershey’s, la francesa Nestlé y una heladera local de la británico-holandesa Unilever por haber incumplido las nuevas restricciones publicitarias de productos que fomenten la obesidad para público infantil.
La oficial Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) detectó el incumplimiento de seis anuncios de productos de estas marcas, “por lo que ordenó su retiro inmediato y alista sanciones” contra las firmas, informó el ente en un comunicado.
Nestlé será sancionado por emitir un spot de cereales adicionados con sabor a chocolate, mientras que Coca-Cola y PepsiCo lo serán por la emisión de anuncios de bebidas antes de la proyección de películas infantiles en dos salas de cine de la Ciudad de México.
El comisionado de la operación sanitaria Álvaro Pérez dijo a la AFP que salvo que exista “alguna situación de no responsabilidad directa” estas empresas se exponen a multas de entre 10.000 y 85.000 dólares, que deberán ser determinadas en un plazo de entre dos y tres semanas por las autoridades.
Estas serían las primeras multas impuestas a empresas desde que el gobierno mexicano anunció el pasado 15 de julio las restricciones a los anuncios publicitarios de refrescos, botanas, confitería y chocolates en horarios infantiles de televisión y cine para luchar contra el sobrepeso y obesidad que afectan a 30% de los niños.
La obesidad es uno de los principales problemas de salud en México, un país de más de 118 millones de habitantes, donde un 70% de sus adultos padecen sobrepeso, según cifras oficiales.
El país latinoamericano, el mayor consumidor de bebidas azucaradas en el mundo con 163 litros per cápita al año, ostenta además la más alta prevalencia de diabetes entre los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Una reforma fiscal aprobada por el Congreso a finales de octubre pasado elevó el impuesto a la comida altamente calórica a un 8% e impuso un gravamen de un peso (0,07 dólares) por cada litro de bebida vendido.