Con su entrevista a El Mercurio del domingo el Ministro Nicolás Eyzaguirre abrió un flanco inesperado al plantear la posibilidad de gratuidad en la educación superior, pero acotada a cuatro años.

Eyzaguirre tuvo que desdecirse, y con ese gesto ha resultado dañada su credibilidad.

El problema del ministro es que no tiene vocación de regimiento, pero en la Nueva Mayoría hay, en muchos, una vocación de cuartel. Miren lo que le pasó a los diputados en la tramitación de la Agenda Tributaria: actuaron como conscriptos mandados, temerosos del castigo del sargento.