Rotunda y clara fue la última voluntad del actor Philip Seymour Hoffman, quien en su testamento pidió que su herencia quedará exclusivamente en manos de su pareja Mimi O’Donnell, dejando fuera a sus tres hijos.
Según consigna el New York Post, a pesar del consejo de sus cercanos, Seymour Hoffman no quiso ni siquiera crear un fideicomiso para los niños ya que no quería que sus fueran unos “chicos malcriados”, por el contrario, deseaba que aprendieran a valerse por si mismos.
De esta forma su fortuna, que ascendía a los 35 millones de dólares, pasará a manos de O’Donnell, su pareja por 14 años y madre de Cooper (10), Tallulah (7) y Willa (5).
El actor pidió redactar el documento poco tiempo después del nacimiento de su primogénito en 2004, pidiendo que éste crecieran en una ciudad como Manhattan, pues quería que se mantuviera cercano a las artes y además desarrollara un alto nivel intelectual.
El artista murió en febrero pasado por una sobredosis de heroína, cocaína, benzodiazepinas y anfetamina