Ucrania y Malasia acusaron el sábado a los rebeldes prorrusos de haber alterado las pruebas en el lugar donde se estrelló el avión malasio en el este de Ucrania, lo que puede falsear la investigación de la caída del aparato.

La jefa del gobierno alemán, la canciller Angela Merkel, y el presidente ruso, Valdimir Putin, “se han puesto de acuerdo para que una comisión internacional e independiente, bajo la dirección de la Organización de Aviación Civil Internacional (OAIC), pueda tener rápidamente acceso al lugar del accidente (…) para esclarecer las circunstancias de la caída y recoger a las víctimas”, indicó el gobierno alemán en un comunicado.

Pero el ministro de Transporte malasio, Liow Tiong Lai, que el sábado viajaba a Ucrania, ha alertado que “la integridad del lugar está comprometida”.

“Hay informaciones que muestran que pruebas vitales no se han mantenido en el lugar. Las interferencias en la zona del siniestro pueden falsear la investigación”, declaró.

“No impedir tales interferencias es una traición a las vidas que se han perdido”, añadió en una rueda de prensa. “Lo más importante ahora es averiguar quién derribó el avión. Pedimos justicia”, concluyó.

Casi al mismo tiempo, el gobierno ucraniano acusaba a los rebeldes del este del país, sospechosos de haber derribado el avión de línea malasio, de “intentar destruir, con el apoyo de Rusia, las pruebas de este crimen internacional”.

Esto dificultará el trabajo de los primeros equipos de investigación extranjeros, holandeses y malasios, que han llegado al este de Ucrania controlado por los separatistas donde se estrelló el avión el jueves por la tarde.

El vuelo MH17 de la compañía Malasia Airlines que viajaba de Amsterdam a Kuala Lumpur cayó por razones que todavía no se han esclarecido, aunque todo apunta a que fue derribado por un misil que mató a sus 298 ocupantes.

Presión sobre Moscú

El lugar donde se estrelló se encuentra en una zona controlada por los rebeldes, cerca de la ciudad de Shajarsk. El conflicto armado entre los separatistas prorrusos, que han rechazado un alto el fuego, y el gobierno de Kiev dificulta las operaciones de investigación e identificación de cadáveres.

“Los terroristas han transportado 38 cadáveres de víctimas a la morgue de Donetsk, donde especialistas con un marcado acento ruso han declarado que les practicarían la autopsia”, indicó el gobierno en una declaración oficial.

El gobierno acusa a los rebeldes de no permitir a los órganos competentes ucranianos comenzar la investigación y de no dejar que los representantes y expertos extranjeros accedan al lugar donde se encuentran los restos del avión.

El líder de los separatistas confirmó el sábado a los periodistas de la AFP en Grabove que se habían llevado los cuerpos a la morgue de Donetsk. Los combatientes prorrusos impedían el acceso al perímetro del avión.

Mark Rukke, el primer ministro de Holanda, de donde son 192 de las 298 víctimas, mantuvo a este propósito una “conversación muy intensa con el presidente ruso”, según señaló en La Haya.

“Tiene que asumir sus responsabilidades” para facilitar el acceso al lugar del siniestro, añadió.

“No vemos que Rusia esté utilizando su influencia de manera efectiva para lograr que los separatistas, que están en control del sitio permitan el acceso que necesitamos”, declaró por su parte el ministro de Relaciones Exteriores británico, Philip Hammond.

Guantes blancos y sacos negros

Varias personas ataviadas con uniformes y guantes blancos y azules salían de un campo de maíz para poner trozos de cuerpos en grandes sacos negros. La operación se está realizando bajo control rebelde.

En su declaración, el gobierno de Kiev pide a Rusia que “repliegue a sus terroristas y permita a los expertos ucranianos e internacionales hacer un examen de todos los aspectos de la tragedia”.

Moscú por su parte exigió el sábado a Kiev otorgar a los expertos internacionales acceso a los documentos de su arsenal de misiles aire-aire y tierra-aire. El viernes, el ministerio ruso de Defensa, afirmó que los sistemas de misiles Buk del ejército ucraniano, el tipo de armamento sospechoso de haber derribado al Boeing malasio, estaban activos el día de la catástrofe.

El conflicto, que seguía este sábado con combates en Lugansk, se recrudeció también en el frente diplomático. El presidente de Estados Unidos Barack Obama señaló el viernes a los separatistas prorrusos como responsables y aseguró que tenían el apoyo de Rusia.

El viernes cerca de treinta inspectores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fueron el primer equipo internacional en llegar al lugar pero afirmaron haber tenido sólo un “acceso limitado”.

La policía holandesa mandó el sábado varios equipos a visitar a los familiares de las víctimas para tomar muestras de ADN y recopilar información que ayude a identificar los cuerpos.

En el terreno, las fuerzas de Kiev declararon haber retomado el control del sureste de la ciudad de Lugansk, ciudad de casi 500.000 habitantes, principal bastión, junto a Donestk, de los rebeldes.