Las distintas versiones sobre los hechos acaecidos el pasado jueves en el este de Ucrania, coinciden en un aspecto fundamental: el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado con un proyectil bélico, presumiblemente un misil tierra-aire.
Ello habría ocasionado una explosión en el aire del móvil aéreo, es decir, una destrucción instantánea previo a su estrellamiento y una posterior caída a tierra de restos del equipaje, la nave y también humanos, correspondientes a los 298 ocupantes.
Según un reporte de la agencia Reuters, uno de los tantos cuerpos sin vida atravesó el techo de la casa de Irina Tipunova en el pueblo de Rozsypne.
“Hubo un sonido ensordecedor y todo comenzó a temblar. Luego empezaron a caer objetos desde el cielo (…). Y luego escuché un estruendo y ella aterrizó en la cocina, el techo estaba roto “, dijo la mujer de 65 años.
El informe agrega que a unos 100 metros de la casa de Tipunova, “decenas de cuerpos yacían en los trigales donde el avión cayó”.
La mujer confesó a la agencia que el cuerpo en cuestión aún se encuentra en su residencia, puesto que debe esperar a que expertos lo levanten, en circunstancias que aún se desconocen los protocolos oficiales para el tratamiento de los cadáveres.