Afana Shuheiber, de 10 años, jugaba en un tejado de la ciudad de Gaza con sus primos cuando un ataque la convirtió en uno de los 73 niños muertos en la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

El creciente número de niños muertos en el último conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamas en Gaza ha provocado conmoción en el mundo entero.

No pasa un día ni una noche desde que se lanzó la ofensiva israelí el pasado 8 de Julio sin que se repitan las mismas escenas: cadáveres de niños despedazados trasladados a la morgue de los hospitales y padres -cuando siguen vivos- desesperados.

El sábado, un grupo de organizaciones internacionales y palestinas de derechos humanos y de agencias humanitarias llamaron a un alto el fuego inmediato en Gaza debido al alto número de menores muertos.

“Hasta ahora, han muerto más niños en los ataques israelíes que militantes palestinos”, indicó el comunicado de los grupos, entre los que se encuentra la organización War Child and Defence for Children International (Defensa Internacional de los niños).

El sábado, la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, señaló que los niños sumaban hasta un tercio de las víctimas civiles del conflicto.

“Desde el 8 de Julio hasta el 19 de Julio han muerto al menos 73 niños palestinos como consecuencia de los bombardeos y ataques de las fuerzas aéreas, navales y de tierra israelíes”, dijo Catherine Weibel, de Unicef, a la AFP.

Un total de 53 eran niños y 20 niñas. Más de la mitad eran menores de 12 años.

“Los más pequeños tenían 3 meses”, añadió.

Afnan, a la que sus familiares llamaban Fula, es una de estas víctimas. Murió el jueves por la tarde con sus primos, Jihad y Wisam, en el distrito de Sabra, en la ciudad de Gaza.

Los pequeños habían aprovechado un momento de relativa tregua de la violencia durante la tarde para subirse a jugar al tejado, después de días encerrados en casa, según relataron los vecinos.

En el hospital de Shifa, los primos yacían colocados uno al lado del otro frente a sus familiares, devastados por el dolor.

Los ojos de Wisam, de siete años, seguían abiertos, como mirando a lo lejos.

Aterrorizados de por vida

“Hemos visto demasiadas muertes de civiles, mucho de ellos niños, como los muertos en la playa de Gaza”, lamentó la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien pidió una investigación rápida sobre lo ocurrido.

El miércoles por la tarde, cuatro niños, de entre nueve y 11 años y también primos, murieron en un ataque en la playa, a la vista de los periodistas. Al menos cinco niños resultaron también heridos.

Un primer ataque alcanzó una cabaña de pescadores en la línea del puerto de pesca de Gaza y un grupo de niños salió corriendo. Un segundo ataque alcanzó luego al grupo. Los niños aterrorizados, algunos ensangrentados, salieron corriendo para refugiarse en un hotel, a 200 metros de allí.

“Estaban jugando en la playa. Habían ido al puerto para salir del campo (de refugiados) de Chati (más al norte, cerca de la frontera con Israel, NDLR) porque había muchos bombardeos allí”, explicó a la AFP Jamis Bakr, de 47 años, familiar de las víctimas.

El ejército israelí indicó que una investigación preliminar apuntaba a que los niños fueron las “trágicas” víctimas de un ataque dirigido a “los terroristas de Hamas”, el movimiento palestino que controla el enclave.

El sábado un responsable militar indicó que el ejército “lamentaba” la muerte de mujeres y de niños.

“Cuando se lucha, hay errores”, añadió.

Unicef manifestó su “profunda preocupación” por la muerte de niños.

“Los niños deberían ser protegido de la violencia, y no deberían ser víctimas de un conflicto del que no son responsables”, dijo Weibel a la AFP.

La responsable de Unicef señaló también su preocupación por los efectos a largo plazo de la violencia sobre los niños de Gaza, muchos de los cuales viven su tercer guerra en menos de seis años -esta, la de 2012 y la de diciembre 2008-enero 2009-.

“Hay niños aterrorizados de por vida por lo que están viendo”, alertó Weibel.

Antes de la guerra, unos 60.000 niños en Gaza requerían ya algún tipo de ayuda psicológica, y calcula que esta cifra se disparará después del conflicto.