Más de 40 personas murieron y decenas resultaron heridas este martes en un atentado suicida contra un mercado de la provincia afgana de Paktika, uno de los más mortíferos desde el año 2001.

Un kamikaze hizo estallar esta mañana un coche bomba cerca de una mezquita en un bazar del distrito de Urgun de la provincia de Paktika.

A última hora de la tarde, la oficina de la presidencia indicó que había 41 muertos, incluidos seis niños y el imán de la mezquita local, y más de 60 heridos en este atentado suicida, uno de los más sangrientos perpetrados en Afganistán en los últimos años.

“El presidente afgano condenó el ataque y añadió que este acto cometido durante el Ramadán (mes del ayuno musulmán) era imperdonable”, indicó la oficina de Hamid Karzai en un comunicado.

“No sabemos cuál era el blanco, pero la explosión fue muy fuerte”, dijo a la AFP Mohamad Razaq Kharoty, el jefe del distrito, y añadió que el atentado causó destrozos en decenas de comercios y de viviendas de los alrededores.

“Ya no hay sitio en los hospitales, las víctimas han sido atendidas directamente en la calle”, indicó Hakimula, un testigo.

Las autoridades locales anunciaron en un primer momento que 25 personas murieron y unas 50 resultaron heridas, pero este balance se agravó durante el día.

Otras fuentes oficiales dieron balances diferentes que alcanzaban hasta los 89 muertos.

El atentado es uno de los más mortíferos de los últimos meses. En octubre de 2012, durante la fiesta musulmana del sacrificio, el Aid al Adha, un atentado suicida dejó al menos 42 muertos en una mezquita del norte de Afganistán.

Explosión sangrienta en Kabul

El jefe de la misión de Naciones Unidas (UNAMA), Jan Kubis, condenó el ataque.

Según el portavoz del ministro del Interior, Sediq Sediqi, los explosivos habían sido colocados en un camión que la policía intentó detener en vano.

El atentado pone de manifiesto los problemas de seguridad en Afganistán, cuando las fuerzas de la OTAN está retirando progresivamente a los 50.000 efectivos de combate que siguen en el país, dejando la lucha contra la insurgencia de los talibanes a las fuerzas afganas.

Afganistán se encuentra también una posición política delicada, en la que los dos aspirantes a suceder al presidente Hamid Karzai se disputan la victoria en la elección del pasado mes de junio. El pasado fin de semana llegaron a un acuerdo para el recuento de los votos.

Por el momento el atentado no ha sido reivindicado, pero los insurgentes talibanes suelen cometer ataques suicidas en el país.

Los talibanes sin embargo negaron ser los autores del ataque, a través de su cuenta Twitter. Pero los atentados contra civiles rara vez son reivindicados.

La provincia de Paktika, uno de los refugios de los talibanes de la red Haqani, es fronteriza con las zonas tribales paquistaníes donde el ejército lleva a cabo desde hace un mes una ofensiva contra los rebeldes islamistas.

Según muchos testimonios locales, cientos de combatientes cruzaron la frontera con Afganistán desde el comienzo de la ofensiva.

La explosión de una bomba casera al paso de un vehículo que transportaba a empleos de la presidencia también dejó dos muertos y cinco heridos el martes en la periferia de la capital de Kabul.

“Todas las víctimas trabajaban en el servicio de medios de la comunicación de la presidencia”, declaró a la AFP el portavoz de la policía de Kabul, Hashmat Estanakzai.

Según la UNAMA, el número de civiles muertos o heridos en combates o en atentados entre el pasado 1 de enero y el 30 de junio subió un 24% respecto al mismo periodo en 2013.

Durante este periodo, 1.564 civiles (+17%) murieron en el conflicto afgano, según los datos de la ONU.