La policía dispersó este domingo con gases lacrimógenos y bombas de estruendo a unos 300 manifestantes antiCopa que querían acercarse al estadio Maracaná minutos antes del inicio de la final del Mundial-2014.
Los manifestantes corrían en pequeños grupos en todos los sentidos para escapar de los gases lacrimógenos. Al menos un joven vestido de negro fue arrestado y golpeado por policías, constató un periodista de la AFP.
La policía montada fue desplegada para enfrentar a los manifestantes, rodeados por cientos de agentes de las fuerzas de seguridad en una plaza del barrio popular de Tijuca, a un kilómetro del Maracaná donde Argentina se enfrenta a Alemania a las 16:00 horas por la final de la Copa del Mundo.
Muchos manifestantes partieron y unos 100 permanecieron en la plaza, batiendo palmas y entonando canciones contra la policía.
Centenares de policías habían bloqueado poco antes la marcha de los manifestantes al estadio, lanzando gas pimienta contra algunos que querían traspasar la barrera.
Los manifestantes llevaban pancartas que leían “Liberen a los presos” y “Protesta no es crimen”, en referencia a los 19 activistas arrestados el sábado y acusados de vandalismo en otras protestas en Rio de Janeiro.
Otras decían “Fuck FIFA”, o “Llámame Neymar y cuida mi salud”. Los manifestantes piden más inversiones en salud, educación y transporte, en vez de en estadios.
“Estamos contra la Copa por la forma en que ha sido realizada. Se ha tornado un instrumento para centralizar la riqueza, de desigualdad social y también de represión del Estado”, dijo a la AFP el manifestante Mauricio Mileo, del movimiento social Colectivo Marxista.
“Es tan grande el aparato policial que cualquier acción es casi imposible. Nos sumamos a las organizaciones sociales para pedir que liberen a los que fueron presos y respeten el habeas corpus”, dijo.
Un total de 26.000 policías y soldados garantizan este domingo la seguridad en Rio de Janeiro, en el mayor dispositivo en la historia de Brasil.
Además de arrestar el sábado a 19 activistas, la policía busca a otros nueve manifestantes a los que considera “prófugos”.
Según la policía, los manifestantes pretendían realizar acciones violentas el sábado o este domingo.
Sobre los detenidos pesa un mandato de prisión preventiva de cinco días y pueden enfrentar una pena de hasta tres años de cárcel por el cargo de pertenencia a grupo armado.
Una histórica ola de manifestaciones sacudió Brasil durante la Copa Confederaciones-2013, contra el coste del Mundial a los contribuyentes brasileños, estimado en unos 11.000 millones de dólares, y el deficiente estado de los servicios públicos.
Desde que comenzó la competición, no obstante, el número y la intensidad de las manifestaciones fue muy reducido.