Un niño que asiste a un colegio y piensa en qué profesión tendrá cuando grande, podría imaginarse como un ejecutivo que formará una destacada empresa algún día. Eso ocurre con cualquier estudiante “normal”, pero no con los de la Escuela Incubadora en Estados Unidos: ellos ya están creando sus propias compañías.

La denominada Escuela Incubadora es un proyecto piloto desarrollado en Los Ángeles, Estados Unidos, que comenzó a funcionar hace sólo un año, y ya se ha ganado tanto partidarios como detractores.

Ello debido a su particular manera de formar a los niños, método que no ha estado exento de polémica: en lugar de ser un recinto educacional tradicional, este colegio se enfoca en enseñar a los niños a crear sus propias empresas, con el objetivo claro de volverse multimillonarios lo antes posible.

Además, no se trata de cualquier tipo de enseñanza sobre negocios, sino que se centra en empresas sobre tecnología. A la par de las mejores compañías del Silicon Valley, los alumnos saben de programación, crean sus propios sitios web y diseñan aplicaciones para smartphones.

Así, su sueño es convertirse en el nuevo Mark Zuckerberg del emprendimiento tecnológico.

Respecto a esta visión, Sujata Bhatt, fundadora del centro educativo, sostiene que se trata de “una escuela temática sobre emprender que se enfoca en la innovación. Queremos que los chicos empiecen sus empresas y consideramos que nosotros somos una, así que estamos constantemente experimentando con nuestro producto, que es tratar de crear una educación que los jóvenes de verdad quieran”.

“Queremos chicos que miren al mundo y digan: ‘Éstos son problemas que necesitan ser arreglados, ¿y cuáles son las herramientas que necesito para resolverlos y hacer del mundo un lugar mejor?’”, agrega Bhatt en entrevista con el medio británico BBC.

En esa misma línea, algunos de los niños que asisten a este colegio afirman que “queremos tener nuestro negocio. Antes podía que fuera hasta vendiendo galletas, pero ahora es más como ‘qué vas a hacer, cómo vas a conseguir la financiación’”.

The Incubator School | Facebook

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Pese a las ventajas que podría traer este tipo de educación, la apertura de esta escuela no ha estado exenta de controversia.

Una de las polémicas que se generó antes de su apertura fue respecto a su ubicación. En un principio, las autoridades querían emplazar el colegio dentro del campus de otra escuela de la zona, la “Venice High School”. No obstante, los padres y los alumnos de dicho establecimiento se negaron a compartir el espacio con los nuevos estudiantes emprendedores.

Sara Roos, una de las apoderadas de la escuela Venice, aseguró a Los Angeles Times que la oposición a la instalación del colegio para niños emprendedores se debió a que les parece “un experimento para adoctrinar a los niños sobre los engaños del mercado capitalista liberal y sin regulación”.

Asimismo, Lisa Sobajian, presidenta de uno de los cursos, concretó la entrega de una petición firmada más de mil estudiantes que estaban en contra de la llegada de los nuevos compañeros por razones similares.

A pesar de estas críticas, la directora de la Escuela Incubadora se defiende y reafirma la validez e su proyecto educativo, recalcando que “quiero que los alumnos estén entusiasmados con aprender”.

“Esto se trata de crear escuelas de calidad para los niños”, concluye.

The Incubator School | Facebook

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