En busca de una respuesta a la contaminación y la gran cantidad de vehículos que la congestionan, la capital francesa se prepara para dar un gran golpe a la cátedra en materia vial. Esto porque mientras otras urbes se esfuerzan en construir nuevas autopistas que permitan a más automóviles circular a mayor velocidad, Paris restringirá el paso de los coches a sólo 30 kilómetros por hora.
La medida ha sido propuesta al concejo por su recién electa alcaldesa Anne Hidalgo, indicando que a excepción de unos pocos ejes viales -cuyas velocidades oscilarán entre los 50 y 70 km/h- en el resto de las calles parisinas no se podrán superar los 30 km/h.
La idea no es nueva. Desde hace años París viene tomando medidas para desincentivar el uso de automóviles particulares, como una estricta restricción vehicular que deja diariamente fuera de las calles a casi la mitad del parque automotriz, sumado a un fortalecimiento del servicio de transporte público y de bicicletas, bajo el cual incluso es gratuito su uso durante los fines de semana, explica el sitio de tecnología Gizmodo.
Esta vez, la extrema reducción de velocidad busca obtener diversos beneficios no sólo desde un punto de vista medioambiental, sino también de seguridad vial al reducir los accidentes de tránsito, así como de beneficios a la salud al reducir los bocinazos y el estrés de los conductores, relata el sitio especializado en conducta urbana, World Streets.
La medida ya cuenta con el apoyo de expertos, como el economista Eric Britton, director de EcoPlan International, consultora en temas ciudadanos.
“Si tu ciudad se caracteriza por condiciones de transporte cada vez peores, tráfico innecesario, peligros, accidentes, contaminación ambiental, zonas de conducción agresiva, tráfico ruidoso o la falta de opciones para llegar de un lugar a otro que no sean en vehículos particulares, entonces tu ciudad va a perder competitividad. Perderá a los mejores y más inteligentes de sus habitantes, quienes se trasladarán a entornos más amigables. Y cuando lo hagan también perderá a sus contribuyentes. Otro resultado es que la ciudad se convertirá de forma creciente en un lugar de tensiones sociales así que, al final del día, todo se trata de elegir una opción de desarrollo”, describió Britton.