Una sudanesa cristiana de 27 años condenada a muerte por apostasía será liberada “en los próximos días”, anunció este sábado un responsable de Relaciones Exteriores.
Meriam Yahia Ibrahim Ishag fue condenada a muerte el 15 de mayo en virtud de la ley islámica vigente en Sudán desde 1983, que prohíbe las conversiones, lo que suscitó una oleada de indignación que se acrecentaron cuando el pasado martes dio a luz una niña en prisión.
“La mujer será liberada en los próximos días según los procedimientos legales que serán aplicados por el poder judicial y el ministerio de Justicia”, declaró Abdala Al Azraq, un subsecretario de la cancillería sudanesa, contactado telefónicamente en Londres por la AFP, sin dar más explicaciones, en particular acerca de si las acusaciones serán abandonadas.
Pocas horas antes el primer ministro británico, David Cameron, había hecho un llamado al gobierno sudanés para que anulara la pena de muerte. El 19 de mayo el gobierno británico convocó al encargado de negocios sudanés a raíz de esa condena.
Según Amnistía Internacional, Ishag fue criada en el cristianismo ortodoxo, la religión de su madre, dado que su padre, musulmán, estuvo ausente durante su infancia. Posteriormente, la joven se casó con un cristiano de Sudán del Sur.
Según la interpretación sudanesa de la sharia (ley islámica), una musulmana no puede casarse con un no musulmán.
Meriam Yahia Ibrahim Ishag (su nombre cristiano) también fue condenada a cien latigazos por “adulterio”.
Antes del veredicto, un jefe religioso musulmán intentó convencerla de volver al islam, pero la mujer dijo al juez: “Soy cristiana y nunca he cometido apostasía”.
“Le dimos tres días para abjurar de su fe pero usted ha insistido en no volver al islam. La condeno a la pena de muerte en la horca”, declaró entonces el juez Abas Mohamed al Jalifa.