El presidente electo de Ucrania, el oligarca Petro Poroshenko, continuará con la operación militar contra los separatistas prorrusos para evitar una nueva “Somalia” en el este del país y Rusia se mostró “dispuesta a dialogar” con el nuevo jefe de Estado.

En la región separatista de Donetsk, los rebeldes prorrusos acogieron la elección del multimillonario prooccidental y su anuncio de visitar el este de Ucrania con la toma bajo control del estratégico aeropuerto de Donetsk, donde se anularon todos los vuelos.

Tras el escrutinio de la mitad de las mesas electorales, Poroshenko con un 54% de los votos empezó ya a detallar las primeras medidas que tomará como jefe de Estado, como avanzar en la integración de Ucrania en la Unión Europea.

Operación militar en el este

En una rueda de prensa, Poroshenko manifestó su deseo de que el primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, se mantenga en el cargo y abogó por continuar con la operación militar lanzada el 13 de abril, pero con “plazos más cortos y más eficientes”.

“Aquellos que no quieren entregar las armas son terroristas y no se negocia con terroristas. Su objetivo es transformar el Donbass [este de Ucrania] en Somalia”, dijo el oligarca, en referencia al país africano devastado por una guerra civil desde 1991.

“Espero que Rusia apoye mi punto de vista”, dijo el político ucraniano.

En su primera reacción después del escrutinio, Moscú dijo estar “dispuesto a dialogar” con Poroshenko, aunque no indicó si reconocía la legitimidad del nuevo presidente.

Para Lavrov, la continuación de la operación militar sería un “error colosal”.

Berlín indicó, por su parte, que espera que Moscú respete el resultado de la elección.

Inmensa tarea

Sin esperar a los resultados electorales, Petro Poroshenko avanzó la noche electoral sus primeras medidas como jefe de Estado: devolver la paz a Ucrania y convocar este año elecciones legislativas anticipadas.

El próximo presidente tiene por delante un inmenso trabajo. Además de la rebelión prorrusa en el este, deberá adoptar reformas económicas impopulares impuestas por el FMI, el Banco Mundial y la UE a cambio de un ayuda de 27.000 millones de dólares (19.800 millones de euros).

El quinto presidente electo desde la independencia de esta ex república soviética en 1991 deberá negociar también su deuda de gas con Rusia. Este asunto preocupa a los europeos, consumidores de este hidrocarburo ruso.

En estos comicios, que no pudieron celebrarse con normalidad en las regiones separatistas del este, el multimillonario ucraniano quedó bastante por delante de la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko, que consiguió un 13% de los votos, mientras que los candidatos ultranacionalistas registraron una sonora derrota.