Rafael Nadal, ocho veces vencedor en París, llega a Roland Garros con más dudas que nunca tras una gira en tierra batida en la que se ha mostrado vulnerable, con varias derrotas, la última en Roma ante Novak Djokovic, que busca su primer título en la capital francesa.
La primavera había sido en la última década el terreno natural del español, donde enlazaba triunfos hasta finalizar levantando el título en París, como ocurrió en ocho ocasiones. Pero en 2014 un Nadal desconocido llega a Roland Garros con un único trofeo, en Madrid y en una final en la que se retiró el japonés Kei Nishikori, hasta entonces dominador del partido.
Giros del destino, el sorteo del cuadro del torneo francés ofrecerá al mallorquín la posibilidad de ‘vengar’ casi todas sus derrotas en lo que se presume un camino durísimo hasta la final.
Jugaría en octavos contra su compatriota Nicolás Almagro, que le batió en Barcelona, en cuartos contra el también español David Ferrer, su verdugo en Montecarlo, en semifinales contra el suizo Stanislas Wawrinka, que abrió la crisis al ganarle en la final de Australia, y se enfrentaría por el título contra Djokovic, su gran rival, que viene de derrotarle en la capital italiana.
Precisamente el título en Roma ha dado el punto de confianza a Djokovic para intentar batir a Nadal en su terreno, arrebatarle el número uno mundial y ganar el único Grand Slam que falta en su colección.
“Espero poder conservar esta confianza en Roland Garros, aunque sé que es muy diferente, y que todos los que participan tienen más motivación. Nadal es el favorito otra vez este año, pero he tenido combates épicos con él. El título en Roma me hace estar más cerca”, dijo ‘Djoko’ el viernes en rueda de prensa.
El serbio sueña con convertirse en el octavo jugador en la historia en lograr el Grand Slam, uniéndose a la legendaria lista que forman Andre Agassi, Don Budge, Roy Emerson, Roger Federer, Rod Laver, Fred Perry y el propio Nadal.
El español, por su parte, también sacó una lectura positiva de lo sucedido en la capital italiana, en la que le costó imponerse en casi todos los partidos, incluyendo un intenso duelo con el británico Andy Murray en cuartos de final.
“Creo que me voy sintiendo mejor cada vez. Es cierto que he perdido algunos sets que no tenía que haber perdido, pero la actitud siempre ha sido buena y ahora llego con espíritu de lucha y con la energía renovada, sin la ansiedad que mostré en Montecarlo o en Barcelona”, señaló el jugador de 27 años este viernes antes de entrenarse en la pista central junto con su compatriota Tommy Robredo.
A pesar de las dudas, el dominio de Nadal en el torneo parisino le sitúa irremediablemente como primer favorito. En partidos a cinco sets en tierra batida ha ganado 81 de los 82 partidos disputados en su carrera y su única derrota data de Roland Garros-2009, cuando, con problemas físicos, perdió ante el sueco Robin Soderling.
- Federer, Wawrinka y Murray -
Entre los integrantes del conocido como ‘Big Four’ del tenis mundial, no parece que Murray, sin continuidad ni éxitos relevantes esta temporada, ni Roger Federer, que acaba de ser padre y que ha dejado claro que esa es su primera prioridad, estén en condiciones de levantar el trofeo.
Algo irregular, pero muy brillante por momentos, el también suizo Stanislas Wawrinka intentará convertirse en el primer tenista desde el estadounidense Jim Courier en 1992 en lograr el ‘doblete’ Australia-Roland Garros.
Teóricamente un escalón por debajo aparecen los españoles David Ferrer, finalista el año pasado, y Nicolás Almagro, acostumbrados a brillar en el polvo de ladrillo, y los tenistas que están protagonizando una gran campaña.
En esta categoría está Nishikori, ganador en Barcelona, finalista en Madrid y primer japonés que entra en el Top-10 de la ATP, el potente canadiense Milos Raonic, el talentoso letón Ernests Gulbis o el colombiano Santiago Giraldo.
Con la baja por lesión del argentino Juan Martín del Potro, Giraldo aparece como la mejor baza sudamericana tras alcanzar la final en Barcelona y derrotar en Madrid a Murray y al francés Jo-Wilfried Tsonga.