Separatistas prorrusos mataron a 14 soldados ucranianos en el este de Ucrania el jueves, en los ataques más mortíferos desde que el gobierno interino ucraniano lanzó una operación contra los que llama “terroristas”, en zonas rusohablantes del país.
Estos ataques también dejaron unos 20 heridos, en las regiones de Lugansk y Donetsk, tres días antes de la celebración de unas elecciones presidenciales consideradas cruciales para superar la crisis que sacude al país.
Además, insurgentes armados prorrusos ocuparon este jueves cuatro minas de carbón en la región separatista de Lugansk, según el ministerio ucraniano de Energía.
En momentos en que la OTAN afirmaba que había movimientos de tropas rusos que podrían “sugerir” una retirada parcial de la frontera con Ucrania, Moscú anunció el jueves que cuatro convoyes ferroviarios habían transportado blindados y armamentos desde la zona fronteriza hasta sus cuarteles y que 15 aviones habían hecho lo propio con soldados que estaban desplegados cerca de Ucrania.
Tras días de calma en el “frente del este”, en las regiones de Donetsk y Lugansk, los enfrentamientos entre el ejército ucraniano y los insurgentes prorrusos se reanudaron este jueves.
“Trece soldados dieron su vida por Ucrania”, cerca de Volnovaha, en la región de Donetsk, declaró el presidente interino ucraniano Olexandre Turchinov.
En otro ataque, cerca de Rubizhne, en la región de Lugansk, un soldado murió y dos resultaron heridos cuando los “terroristas” abrieron fuego contra un convoy militar, declaró a la AFP Bogdan Senk, portavoz del ministerio de Defensa.
El ataque cercano a Volnovaha fue durante la noche en un puesto de control del ejército ucraniano. Según el ministerio, los separatistas atacaron con morteros y granadas, e hicieron explotar el vehículo.
El ejército lanzó el 13 de abril una operación militar para retomar el control de las regiones de Lugansk y de Donetsk, en gran parte bajo control de los separatistas, que han proclamado su soberanía tras celebrar referendos de independencia.