Todos, absolutamente todos, hemos experimentado sueños mientras dormimos; es algo tan normal como respirar. Sin embargo, los investigadores no tienen una sola respuesta para explicar esta interrogante.
La psicóloga de la Universidad de Harvard, Deirdre Barret, cree que “el sueño es en realidad otra forma del pensamiento, una que tiene lugar en un estado ligeramente diferente al que posee esta función cuando estamos despiertos. Aunque estemos soñando, seguimos trabajando para resolver los mismos problemas que nos acosan cuando estamos con los ojos abiertos”.
Un estudio de la profesional, publicado en el journal Association for Psychological Science, señala que los sueños son siempre “muy visuales” y que el argumento de estos generalmente es ilógico.
A esto agrega que soñar nos permitiría una forma diferente -e incluso efectiva- para enfrentar dificultades que se nos presentan día a día.
Alberto Lóizaga, médico clínico, psicoanalista e instructor en técnicas de meditación, señaló en entrevista con la revista Buena Salud que “Las causas que originan el sueño tienen, por un lado, un resto diurno de experiencias que hemos tenido durante el día, donde se aprovechan las imágenes que el inconsciente recuerda y que surgen de una pulsión que puede ser de vida, o pueden ser de muerte, y que están cargadas de miedo, de ansiedad, de culpa. (Sigmund) Freud decía que es la “vía regia” del inconsciente y la manifestación de ese inconsciente en imágenes y escenarios, que están cargados de recuerdos, y que se manifiestan en los sueños”.
A esto agregó que “No hay duda de que se sueña siete veces a la noche, y si no soñamos arrastramos una carga que nos afecta. Es indispensable dormir y soñar para conservar la salud mental y física, propiciar el descanso físico y mental, y recargar la energía del cuerpo”.
Consultado sobre si es útil interpretar nuestros sueños, aseguró que sí, pues “nos permite liberarnos y evolucionar. En las terapias, cuando hay sueños que se pueden interpretar, se liberan situaciones de fijación del pasado que están reprimidas”.
Un artículo escrito por Rachael Rettner, periodista de la revista especializada Live Science, asegura que soñar nos ayuda a encontrar solución a nuestros problemas.
En tanto, otros afirman que soñar es un ejercicio que permite que una parte de nuestro cerebro descanse, mientras “se reponen sustancias químicas indispensables, como los neurotransmisores”. Los investigadores lo explican usando de ejemplo un televisor, el que permanece encendido pero sin señal.
Según el blog de Angel Morgan, para DreamsCloud, “Los sueños ocurren por razones físicas, mentales, emocionales e incluso espirituales (…)”. A esto agrega que “Los sueños nos ayudan a conocernos mejor. El tiempo que pasamos soñando también puede ayudar a resolver problemas al dar nuestras mentes rienda suelta a examinar todos los escenarios posibles. En los sueños, nuestras barreras de la vida de vigilia se reducen, y las nuevas ideas pueden brotar libremente”.
Los sueños suelen ocurrir durante los movimientos oculares rápidos, o MOR (REM, en inglés), “fase del sueño durante la cual se presenta la mayor frecuencia e intensidad de las llamadas ensoñaciones”. Según Morgan, la mitad del periodo que los bebés duermen tienen sueño REM, pero en los adultos disminuye a un promedio de 22%.
Para la mayoría de los adultos, el sueño REM se produce cada 90 minutos. El primer ciclo se extiende por cerca de tres minutos, pero la duración incrementa en cada ciclo, por lo que por la mañana temprano el último ciclo puede durar hasta 55 minutos.
La experta explica que dormimos cerca de un tercio de nuestras vidas, y tenemos sueños REM durante aproximadamente una cuarta parte de ese tiempo.