Estados Unidos instó el miércoles a un rápido despliegue de soldados africanos en Sudán del Sur, para supervisar la aplicación de un acuerdo de paz firmado la semana pasada entre las partes beligerantes, pero que ya ha sido violado.

Washington, que apoyó la independencia de Sudán del Sur en julio de 2011, presiona desde hace meses al presidente Salva Kiir y a su enemigo, el ex vicepresidente Riek Machar, para que depongan la guerra civil iniciada a mediados de diciembre pasado.

El secretario de Estado John Kerry estuvo a comienzos de mayo en Juba, donde se reunió con el presidente Kiir y sostuvo una conversación telefónica con Machar.

Ambos firmaron el 9 de mayo un acuerdo con miras a resolver la crisis, pero 24 horas después las partes fueron acusadas de haber retomado los combates.

“Yo no diría que el acuerdo vaya a fracasar”, aseguró la secretaria de Estado adjunta para África, Linda Thomas-Greenfield, durante una conferencia de prensa por Internet.

“Debemos trabajar con los dirigentes de la región para asegurar que los efectivos de la IGAD (Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, una organización subregional del este de África) sean capaces de supervisar la puesta en práctica del acuerdo”, explicó la diplomática estadounidense.

En su gira por África oriental a principios de mayo, Kerry había asegurado el apoyo de Etiopía, Uganda y Kenia para establecer una fuerza panafricana, bajo el mando de la IGAD o de la Unión Africana, que se desplegaría en Sudán del Sur tras una resolución de la ONU.

El jefe de la diplomacia estadounidense había hablado entonces de 2.500 soldados africanos.

“Hemos tenido numerosas conversaciones con los líderes para conseguir una resolución de la ONU para que estas tropas puedan desplegarse cuanto antes”, dijo Thomas-Greenfield.

También advirtió contra “la amenaza de una hambruna si prosiguen los combates” y estimó que Kiir y Machar libran una batalla política personal y no un conflicto étnico.