Los observadores de la OSCE retenidos desde hace más de una semana por rebeldes separatistas de Slaviansk fueron liberados el sábado, en plena operación militar del ejército ucraniano en esta zona del este del país, escenario de una rebelión armada prorrusa.

Estados Unidos y Rusia se acusaron mutuamente de la degradación de la situación en la república exsoviética, que se hunde en la violencia.

La liberación de los rehenes se produce un día después de que el país sufriera los más graves disturbios desde la caída del presidente Viktor Yanukovich en febrero.

“Es una alegría, un gran alivio”, declaró a la prensa el coronel Axel Schneider, el jefe de la misión de la OSCE, tras ser liberado.

“Difícil decir en qué momento la amenaza fue mayor, pero en tres ocasiones el peligro fue real”, declaró otro observador, el mayor polaco Krzysztof Kobielski, a periodistas en la ciudad de Donetsk.

Los inspectores de la OSCE fueron liberados en Slaviansk, feudo de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, escenario de choques armados entre el ejército y los milicianos separatistas.

Un enviado del presidente ruso Vladimir Putin, Vladimir Lukin, había anunciado la puesta en libertad del equipo, integrado por siete extranjeros –un octavo ya había sido liberado por razones médicas– y cuatro ucranianos.

EL secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se declaró “satisfecho” por la noticia pero pidió a Rusia involucrarse más para frenar la espiral de la violencia en Ucrania.

Su homólogo ruso, Serguei Lavrov, pidió a su vez a Kerry que presionara a Ucrania para que cesara sus operaciones militares en el este del país.

Ambos conversaron telefónicamente, explicó Kerry, quien advirtió a Moscú que no debe mezclarse en los asuntos de Ucrania antes de la elección presidencial del 25 de mayo.

Sigue la ofensiva “antiterrorista”

La ofensiva “antiterrorista” de Kiev continuó para recuperar Slaviansk y Kramatorsk, dos ciudades controladas por rebeldes separatistas prorrusos.

La operación ha dejado cinco soldados ucranianos muertos y, del lado rebelde, otro cinco muertos, tres insurgentes y dos civiles, según fuentes de ambas partes.

Kramatorsk, a unos 17 km al sur de Slaviansk, sede de los servicios de seguridad (SBU), fue retomada por las fuerzas regulares, indicó el gobierno.

Insurgentes armados prorrusos asaltaron el sábado una unidad militar y un centro de reclutamiento en Lugansk (este de Ucrania) con un saldo de dos soldados heridos, indicó la delegación local del ministerio del Interior.

Un soldado de las tropas de Interior resultó herido durante el asalto contra la unidad militar N3035, otro recluta resultó herido en un ataque separado contra el centro de reclutamiento, indicó el ministerio en su sitio internet.

Disturbios fueron señalados en otras ciudades del este de Ucrania, según la prensa local.

En Slaviansk, periodistas de la AFP asistieron al ataque de un puesto de control rebelde por una columna de blindados, cerca de la ciudad.

Rusia reaccionó con virulencia ante esta operación militar ucraniana, que calificó de “operación de represalia” y “golpe mortal a los acuerdos de Ginebra”, penosamente suscritos a mediados de abril por Rusia, Ucrania y los occidentales.

“Irresponsabilidad criminal”

Ucrania vivió el viernes la jornada más violenta desde el 21 de febrero, víspera de la caída de Yanukovich, cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra manifestantes proeuropeos en la plaza Maidan de Kiev, matando a decenas de personas.

Un incendio “de origen criminal” arrasó el viernes por la noche la Casa de los Sindicatos de Odesa, en el sur del país, y causó la muerte de 42 militantes prorrusos que se habían parapetado en ese edificio asediado por los nacionalistas.

Previamente una manifestación en favor de la unidad de Ucrania había sido atacada por prorrusos, con un balance de cuatro muertos.

En total murieron unas 50 personas en la jornada del viernes.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, pidió una investigación independiente para identificar a los responsables de la violencia en Odesa.

Rusia, que ha expresado en repetidas ocasiones estos últimos meses su preocupación por la seguridad de la población de habla rusa de Ucrania, que estima amenazada, se declaró “indignada” por este “nuevo crimen”.

“No podemos desgraciadamente expresar nuestras condolencias a las autoridades de Kiev, puesto que las autoridades de Kiev no existen como tales” dijo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, cuyo país jamás reconoció al gobierno interino llegado al poder tras la caída de Yanukovich.

Peskov aseguró que la celebración de elecciones en Ucrania sería “absurda” en el contexto actual de violencia en ese país.