Las autoridades policiales de Uruguay observan con cautela la puesta en marcha de la legalización de la marihuana, que será producida y vendida por el Estado, y buscarán evitar el surgimiento de un mercado negro así como desvíos del narcotráfico hacia otros delitos.

“Nuestro trabajo no va a variar mucho, nosotros vamos a seguir en el cumplimiento de la ley apoyados por los jueces especializados”, dijo el comisario César Manuel Sosa, director de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, en entrevista con la AFP.

Sosa admitió no obstante que la ley podría “modificar el mercado”.

“Cabe la posibilidad de que pueda darse algún desvío (de la ilegalidad hacia otras drogas) y alguna situación que infrinja esa ley, entonces ahí es donde nosotros deberíamos proceder”, explicó.

Es que la norma permitirá el acceso a la marihuana sólo a consumidores que cumplan con una serie de exigencias, en un país en el que, según estimaciones de la Junta Nacional de Drogas (JND), el consumo de cannabis representaba hasta ahora el 70% de las drogas ilegales.

En efecto, los usuarios podrán comprar la marihuana legal en las farmacias, ser auto cultivadores o integrar clubes de consumidores sólo si son mayores de 18 años, residen en el país y están inscriptos en un registro estatal.

El proceso de la producción y venta legal de la marihuana será controlado por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), que además llevará el registro de consumidores, algo que se estima llevará todavía varios meses.

Así, los turistas, los menores de edad y aquellos que desconfíen de la prometida confidencialidad del registro o quieran más cannabis del permitido son potenciales clientes para el narcotráfico, por lo que -según Sosa- las autoridades mantendrán la guardia en alto para intentar evitar que haya un mercado negro.

- Made in Paraguay -

Casi la totalidad de la marihuana que todavía se vende en Uruguay “es de Paraguay, más allá que transiten por el territorio argentino o por Brasil para llegar acá. Eso se da en parte porque dicen que ‘pega muy bien’ y es una marihuana muy barata: está a 20 dólares el kilo de marihuana en Paraguay”, segundo mayor productor de cannabis del mundo, aseguró Sosa.

Para contrarrestar las ‘virtudes’ de la droga paraguaya, el gobierno uruguayo asegura que presentará una marihuana de mayor calidad y a un precio competitivo, que en principio se fijará entre 20 y 22 pesos uruguayos (0,9 dólares).

Si logran que el grueso de los consumidores de drogas del país salga del circuito ilegal, las autoridades locales buscarán adelantarse a los movimientos de las organizaciones delictivas que “pueden ir hacia otro delito, o bien a lo que es ilegal que es la pasta base (de cocaína) o al tráfico de cocaína para abastecer el mercado interno o para hacer alguna operación de tráfico internacional”, aseguró Sosa.

El consumo de pasta base, tradicionalmente vinculado a la criminalidad, se extendió tras la fuerte crisis económica y financiera que vivió el país entre 2001 y 2002. Desde entonces, eliminar los puestos clandestinos de venta y la incautación de la droga son prioridades para la Policía local.

En abril, las autoridades incautaron en varios operativos unos 50 kilos de la droga, en su mayoría ingresadas al país desde la vecina Argentina.

El año pasado terminó con cifras récord de incautaciones para este pequeño país sudamericano de 3,3 millones de habitantes: dos toneladas de marihuana y 1,5 toneladas de cocaína.

El presidente, José Mujica, presentó esta iniciativa -que convirtió al país sudamericano en el primero del mundo en controlar todo el mercado del cannabis- como un experimento y una alternativa a la lucha contra el narcotráfico.