México, la patria adoptiva de Gabriel García Márquez, le da este lunes el primer adiós al Nobel de Literatura colombiano con una solemne ceremonia a la que asisten su familia y centenares de admiradores, con espacio también para la música popular que apasionaba al escritor.
En el majestuoso palacio de Bellas Artes, las decenas de invitados rompieron en un cerrado aplauso a la entrada de la viuda de García Márquez, Mercedes Barcha, y sus hijos Rodrigo y Gonzalo, quienes formaron la primera guardia de honor alrededor de las cenizas del novelista.
Los restos de García Márquez, fallecido el jueves a los 87 años, reposan en una urna de madera color café junto a flores amarillas colocadas sobre un atril negro.
Los invitados se turnaron para formar guardias mientras alrededor van circulando los centenares de admiradores del colombiano que hicieron fila durante horas fuera del palacio para despedirse.
Muchos de los invitados lucen flores amarillas -el amuleto de la suerte de García Márquez- en sus solapas y han dado el pésame a Barcha, vestida completamente de negro, mientras suenan las piezas de música clásica favoritas del escritor, de Bartók o Beethoven, interpretadas por un cuarteto de cuerda.
Pero en medio de la tristeza también surgieron los ritmos de cumbia y el vallenato de la costa colombiana a cargo de un trío con acordeón, caja y guacharaca que lucían el tradicional sombrero vueltiao.
La aparición alegre del grupo contagió a los asistentes, algunos de los cuales aplaudieron, se pusieron de pie y hasta bailaron, y logró arrancar una sonrisa a la viuda del Nobel caribeño y a sus hijos.
La familia ha vivido un luto privado desde el fallecimiento el jueves del escritor recibiendo en su vivienda de Ciudad de México a muy contadas amistades.
En la primera fila de los invitados de Bellas Artes se encontraban Carmen Balcells, la legendaria agente literaria de García Márquez; así como el veterano periodista mexicano y amigo personal Jacobo Zabludovsky, y el director de la fundación de periodismo de García Márquez, Jaime Abello.
En lo alto del vestíbulo de Bellas Artes, un espacio reservado a las despedidas de los máximos iconos culturales de México, luce una inmensa fotografía en blanco y negro del sonriente escritor colombiano, en la que se lee su famosa frase: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
Los seguidores que iban ingresando en la sala, algunos de ellos luciendo banderas y camisetas de Colombia, eran apremiados para que no se mantuviesen mucho tiempo haciendo fotografías o videos. En el exterior se hizo una lectura colectiva de “Cien años de soledad”.
“Yo no lo puedo creer aún … por eso vengo. A lo mejor así voy asimilando mejor las cosas”, dijo a la AFP Felisa Tole, una colombiana que llegó a México hace ocho años, con la mirada clavada en el piso.
“Me gustaría darle las gracias por el gusto que me dio la lectura. Y así como nos dio ‘Cien años años de soledad’ en una historia, que nos sobreviva cien años más en el corazón”, dijo de su lado Joseline López, una venezolana de 21 años que estudia medicina en México.
El primer homenaje al Nobel
Las puertas del céntrico Bellas Artes estarán abiertas hasta las 19H00 locales (00H00 GMT), antes de que inicie la ceremonia oficial a la que asistirán los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto.
Santos llegó en la tarde del lunes acompañado de su esposa, María Clemencia Rodríguez, su hijo mayor Martín y con una comitiva de una decena de amigos íntimos colombianos de García Márquez, entre ellos el expresidente César Gaviria (1990-1994) y el escritor William Ospina.
Se prevé que Santos y Peña Nieto formen una guardia de honor y pronuncien breves discursos al cierre de la ceremonia.
García Márquez, que llamaba a México su “otra patria distinta”, encontró en este país la estabilidad para escribir la mayor parte de su obra literaria, incluida su novela mayor “Cien años de soledad” (1967).
Aunque nunca se nacionalizó mexicano, “era una persona que amaba este país, que estaba muy agradecido y se sentía tan mexicano como cualquier otro”, describió Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericana (FNPI).
Las cenizas, una decisión difícil
En Colombia, las autoridades también se esmeran en organizar sus propios homenajes a la altura de su escritor más universal.
El propio Santos encabezará el martes una ceremonia solemne en la Catedral Primada de Bogotá, donde se despide a las grandes figuras nacionales, y el miércoles, día internacional del libro, se programó la lectura masiva de “El coronel no tiene quien le escriba” en más de 1.000 bibliotecas públicas, parques y colegios.
Colombia sigue a la expectativa de la decisión de la viuda e hijos de García Márquez sobre el destino final de sus cenizas, que podrían dividirse entre México y algún lugar de su país como su natal Aracataca (Caribe).
Rafael Tovar informó el lunes que la familia aún no ha tomado una resolución sobre dónde descansarán las cenizas.
Barcha “dice que es una decisión muy difícil que en su momento tomará”, señaló Tovar a la televisora Milenio.