Los especialistas en el estudio de sismos y comportamiento de placas, se han visto sorprendidos con la cantidad de eventos telúricos perceptibles que han afectado desde hace algunos días al norte de Chile, luego del temblor de 6.7 grados del domingo 16 de marzo.
Ocho días después de ese evento, que está catalogado como de magnitud e intensidad fuerte, se reconoce una “anomalía” en cuanto a la extensión en tiempo que han tenido estos temblores, que continúan percibiéndose.
El doctor en Geología de la Universidad Católica del Norte, Gabriel González, afirmó que está claro que lo que sucede es debido al sismo de 6.7 grados, sin embargo, por el tamaño del primer evento, las réplicas debieran haber decantado, según indicó a El Mercurio.
Marcelo Lagos, geógrafo de la Universidad de Chile, coincidió con González que lo que ocurre no es normal. “Nadie puede explicar con propiedad qué está pasando. Sólo se puede describir el proceso y este no es común”, afirmó.
Terremoto de 1877
Otro que ve con interés los eventos telúricos en el norte, es el académico e investigador del Departamento de Geomensura y Geomática de la Universidad de Antofagasta, Jorge Ramírez, quien tiene una hipótesis al respecto.
Según observa, hay similitudes entre lo que ocurrió con el terremoto del 9 de mayo de 1877 en Iquique (8.8 grados) y lo que está pasando hoy en la zona.
“En teoría lo que ocurrió en 1877, es que se rompió la placa a unos 80 kilómetros al norte de Iquique, alcanzando hasta la cuadra de Mejillones, cuestión que la comunidad científica estima hoy podría volver a ocurrir”, afirmó, agregando que “cuando uno lee esa historia, piensa que en alguna medida se parece a lo que podría ocurrir ahora”.
Ramírez comentó a El Mercurio de Antofagasta que nota “patrones similares” en la actualidad, y que la placas de Nazca y Sudamericanas vienen acumulando energía en ese lugar desde hace 137 años. Razón por la cual se espera un terremoto de 8.5 a 8.8 grados, aunque hay quienes creen -dijo- que pudiera ser menor, ya que parte de esa energía ha sido liberada.
Con todo lo anterior, el especialista de la UA aseveró que no hay cómo adelantar la fecha del gran terremoto, pero que los indicios actuales permiten advertir de la proximidad de uno.