Unas 600 personas protestaron el jueves de noche en el centro financiero de Sao Paulo contra la Copa del Mundo, exigiendo más inversiones públicas en educación y transporte en lugar de en estadios.

“Quiero más derechos, más salud, educación, un transporte digno. El gobierno no invierte en esas cosas, sino en algo como la Copa. Hay un error en la prioridad, Brasil no es un país rico como para hacer eso”, dijo a la AFP una manifestante, Maira Sato, de 25 años.

La protesta, que se desarrollaba de manera pacífica, convocó a un número pequeño de manifestantes -600 según la policía, 1.000 según los organizadores- en la ciudad más poblada de Brasil, de 20 millones de habitantes en toda el área metropolitana.

Los manifestantes, vigilados estrechamente por 1.700 policías, llevaban carteles en los que podía leerse: “Queremos escuelas padrón Fifa” y coreaban cánticos como “¡Hey, Fifa, paga mi tarifa!” [de transporte].

La anterior protesta antiCopa en Sao Paulo, el 22 de febrero, convocó a un millar de manifestantes y terminó con choques violentos con la policía y el arresto de casi un cuarto de los participantes, 230 personas, incluidos al menos cinco periodistas.

Fue la primera vez que Sao Paulo usó la “Tropa de Braço” en las manifestaciones, apodada también como “policía ninja”, que no está armada pero está entrenada en artes marciales como el jiu-jitsu, para realizar arrestos masivos.

Esta vez, observadores del departamento de la Policía Militar de Sao Paulo que atiende reclamos de la población acompañan la protesta.

“Participamos de un grupo de observación en defensa del derecho a la libre manifestación de la población. Buscamos evitar la violencia sobre todo por parte de la PM, que ha cometido excesos. Hasta ahora todo tranquilo”, dijo a la AFP Wagner Bucheb, asesor de prensa de este departamento.

Las manifestaciones de los últimos meses convocan a menos personas que las protestas de junio pasado, durante la Copa Confederaciones, pero son a veces más radicales.

En junio, más de un millón de brasileños salieron a la calle en demanda de mejoras en salud, educación, mano dura a la corrupción política y contra el excesivo gasto público en el Mundial-2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio.