Miles de bolivianos mascaron coca este miércoles delante de la embajada de Estados Unidos en La Paz en demanda de la despenalización internacional, una manifestación que incluyó muestras de apoyo al gobierno venezolano de Nicolás Maduro.

“Nos hemos concentrado ante la embajada americana para mostrar que la coquita no es blanca, es verde, y para apoyar a nuestro gobierno para que se despenalice la coca a nivel internacional”, afirmó Ernesto Cordero, líder de la región cocalera de Yungas, cerca de La Paz.

La manifestación sirvió para respaldar al ministro de Gobierno, Carlos Romero, en su pedido por la despenalización internacional de la coca en estado natural ante la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que deliberará entre jueves y viernes en Viena.

La comercialización internacional de la coca está prohibida por la Convención de Viena de 1961, aunque permite a Bolivia utilizarla para fines ancestrales como el mascado. Estados Unidos encabeza la oposición a la demanda boliviana.

Bolivia desarrolla una campaña desde que el presidente y ex líder cocalero Evo Morales llegó al poder en 2006 para que el mundo reconozca los atributos naturales de la coca, como alimento y medicina.

Respecto a esto, Morales reveló en una rueda de prensa en la casa de Gobierno que Bolivia ha “avanzado bastante” con Cuba “en el tema de la industrialización de la hoja de coca, no tanto como alimento, sino como medicamento”.

Los manifestantes, la mayoría productores de coca, mascaron las hojas en las afueras de la embajada estadounidense sin provocar incidentes y en medio de una cordón policial.

Una parte de la manifestación liderada por un grupo de obreros y vecinos se dirigió a la embajada de Venezuela para mostrar su apoyo al presidente Nicolás Maduro.

“Esta es una marcha en apoyo al compañero Maduro, un gobierno democráticamente elegido”, afirmó el líder del mayor sindicato boliviano COB, Carlos Trujillo, que encabezó la caminata, primero hacia la embajada estadounidense y luego a la venezolana.

Morales estableció estrechos lazos políticos con el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez que se extendieron a su sucesor Maduro, quien enfrenta desde hace un mes fuertes protestas opositoras que ya dejaron 22 muertos y centenares de heridos.