El director mexicano Alonso Ruizpalacios ganó este sábado el premio a la mejor ópera prima de la 64ª Berlinale con “Güeros”, un road movie en blanco y negro en busca del corazón de México, su juventud rebelde y su música.
Presentado en la sección Panorama, este primer largometraje de Ruizpalacios, que estudió teatro en Londres antes de dedicarse al cine, cuenta la historia de Tomás (Sebastián Aguirre), de su hermano mayor al que apodan “Sombra” (Tenoch Huerta) y un amigo, “Santos” (Leonardo Ortizgris), que salen en un viaje en busca de un imaginario músico de rock mexicano, Epigmenio Cruz.
Ana, la novia de Sombra, una líder estudiantil interpretada por la actriz Ilse Salas, se les unirá en el viaje al escuchar en un viejo casette la insólita música de Epigmenio, quien según la leyenda “hizo llorar una vez a Bob Dylan”.
En esta ficción que tiene mucho de documental sobre la vida cotidiana de ciudad de México, Sombra y Santos son estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) pero están “en huelga de la huelga”, declarada en 1999 y que duró cerca de un año.
Ruizpalacios, de 36 años, contó que quiso ingresar a la UNAM en esa época pero que la huelga se lo impidió. En su film reconstruye con mucha veracidad el ambiente que se vivía en las asambleas y en los salones de clase ocupados por los huelguistas.
La cámara de Damián García supo captar la gran energía derrochada por los jóvenes estudiantes en sus mitines y debates.
“El tema de la película no es la huelga en sí, pero quise mostrar ese aspecto de un movimiento que paraliza a la ciudad de México con las marchas de los estudiantes”, declaró el realizador.
“Güeros”, epíteto que significa alguien de cabellos rubios y que a veces es recibido como un insulto en México, es visualmente audaz, con influencia del cine de la “Nueva ola” francesa, criticando a los cineastas mexicanos que tratan de vender “la miseria” en sus películas para deslumbrar en Europa.
“La Ciudad de México es otro personaje de la película. Algunos han explotado su colorido y por eso mi decisión de filmar en blanco y negro. Quería captar la atmósfera y no los colores, y por el formato en que filmé (4:3) pienso que podría tomarse por una película hecha hace diez o veinte años”, explicó.
Ruizpalacios reconoció que cuando estaba escribiendo el guión junto con Gibrán Portela vieron un clásico del cine mexicano, “Los caifanes” (1966) dirigida por Juan Ibáñez, en la que una pareja de clase acomodada descubre de repente la tumultuosa vida de la clase popular de Ciudad de México durante una gira nocturna.
Al referirse al personaje de Epigmenio Cruz, el legendario músico “que habría podido salvar al rock mexicano”, el realizador dijo que era un homenaje a Bob Dylan, quien una vez hizo un larguísimo viaje en Nueva York en busca de un guitarrista al que admiraba y cuando dio con él lo encontró viejo, derrotado, moribundo.
“A veces no es bueno conocer a los ídolos. Cuando uno ve al héroe por fin no es lo que esperaba. A mí me ocurrió con Peter Brook. Estuve en París una noche esperándolo largas horas bajo la lluvia y cuando apareció solo atiné a decirle: ¡gracias! y él me respondió: gracias, y se marchó”, dijo.