Con el anunciado arribo de un contingente de Cascos Blancos de Argentina y de medicamentos de Irán, comienza a fluir la ayuda humanitaria extranjera a Bolivia, que soporta inundaciones expansivas por fuertes lluvias que han provocado éxodos en los poblados afectados.
Según un último recuento oficial, la turbulencia de las aguas ha elevado a 55 la cifra de muertos y a 55.645 familias la de damnificados. Además ha dañado 39.289 hectáreas de cultivos y provocado destrozos no cuantificados en puentes y caminos.
Once personas permanecen desaparecidas como efecto de las riadas.
Ante ese dramático cuadro, el embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, anunció que “el fin de semana, ya la Cancillería argentina, a través de la organización Cascos Blancos, estaría haciendo envío (de personal) a la zona de necesidades que está viviendo Bolivia”.
Según Basteiro también serán enviados medicamentos, pastillas potabilizadoras para reutilizar casi 4 millones de litros de agua y 25 carpas con capacidad para 500 personas.
Poco después, la embajada de Irán en La Paz anunció que un hospital local, representante de la Sociedad de la Media Luna Roja en Bolivia, “tiene ya preparado un contenedor de medicamentos de su reserva, con un valor equivalente a 240.000 bolivianos (unos 34.000 dólares)”.
Aunque el gobierno asegura que dispone de recursos para cubrir las labores de rescate, mantuvo reuniones con representantes de países acreditados en el país para coordinar la solidaridad internacional.
El viceministro de Defensa Civil, Oscar Cabrera, anunció a la prensa que tras reuniones, representantes de la cooperación internacional “ofertaron ayudar en principales necesidades que tiene el Gobierno para reforzar la asistencia humanitaria a todas las familias afectadas, sobre todo, en la Amazonia boliviana”.
Horas antes el presidente Evo Morales dijo que la Corporación andina de Fomento (CAF) dispondrá de 100.000 dólares para las tareas de socorro.
Las lluvias siguen cayendo
Mientras tanto las lluvias continúan cayendo sobre cuatro de los nueve departamentos del país, pero especialmente sobre Beni, provocando que miles de familias abandonen sus poblados inundados por el desborde de los ríos.
“Esa situación obliga a redoblar esfuerzos, a tomar medidas preventivas y asistir con ayuda humanitaria” a las poblaciones anegadas por el agua, dijo el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, en declaraciones a medios estatales.
El presidente Morales encabezó este viernes las labores de socorro al área siniestrada, adonde se accede únicamente por helicóptero.
Tras el sobrevuelo, Morales presagió desde Trinidad, capital de Beni, que “en pocos días va a empeorar (la situación) y debemos estar preparados para eso”.
Allí el gobernante entregó 3.000 toneladas de forraje para el ganado.
El gobierno boliviano se ha visto precisado a contratar una flotilla de helicópteros MI-8 de fabricación rusa, en un número no precisado, para distribuir vituallas, informó Morales.
“En tema de alimentos para las personas, aquí (en Trinidad) tenemos un stock de 140 toneladas, el problema es cómo trasladar” a los poblados aislados, lamentó.
Además, “esta noche están llegando 1.000 carpas desde Panamá”, añadió.
El servicio de meteorología ha puesto en alerta roja a los departamentos de La Paz (oeste), Santa Cruz (este), Beni (noreste) y Cochabamba (centro), que han sido duramente castigados por temporales las últimas semanas.
El gobierno decretó hace más de dos semanas la emergencia nacional a fin de destinar mayores recursos públicos para responder a la situación y movilizó a militares y personal de rescate a las zonas afectadas.
La temporada de lluvias, que suele comenzar en noviembre y durar hasta febrero, se adelantó a finales de septiembre y se prolongará hasta marzo.