Al menos 14 personas, incluyendo extranjeros, tres de ellos miembros de la ONU y otro del FMI, murieron en un atentado suicida en la provincia afgana de Kabul contra un restaurante este viernes, indicó la policía, que atribuyó el ataque a los talibanes.

Cuatro empleados de la misión de la ONU en Afganistán (UNAM), que se encontraban en las proximidades del restaurante, “podrían figurar entre las víctimas mortales”, había señalado a la AFP la organización. Asimismo, entre las víctimas figurarían miembros de otros organismos internacionales.

Posteriormente, desde Nueva York, la ONU confirmó la muerte de tres de sus miembros durante este ataque.

Frahan Hag, portavoz adjunto del organismo, citando al secretario general Ban Ki-moon, expresó: “estos ataques contra civiles son inaceptables y constituyen una violación flagrante a los derechos humanos internacionales (…) Ban condena este ataque en los términos más enérgicos”.

Más temprano, el Fondo Monetario Internacional (FMI) había anunciado la muerte de un representante en este país.

“Acabamos de enterarnos de que nuestro querido colega Wabel Abdalá, nuestro representante residente en Afganistán, murió en el atentado a un restaurante en Kabul”, declaró Christine Lagarde, directora general del FMI.

“Había tres atacantes. Todos murieron. Desgraciadamente, también murieron 14 personas, incluyendo a algunos extranjeros”, indicó el jefe de policía de la ciudad a la prensa.

El atentado ocurrió cerca de las 19:00 horas (locales), según el ministro adjunto del Interior, Mohammad Ayub Salangi.

El mismo se produjo en la “Taberna del Líbano” un restaurante muy apreciado por los diplomáticos, los trabajadores humanitarios y otros expatriados que viven en la capital afgana.

Vale decir, que el atentado fue reivindicado por el portavoz de los talibanes Zabiullah Mujahid, en un correo electrónico enviado a la AFP.

En Washington, la portavoz del departamento de Estado, Jennifer Psaki, “condenó en los términos más firmes este acto de terrorismo indigno”, mientras que el jefe de la misión de la ONU en Afganistán, Jan Kubis, lo juzgó “inaceptable”.

Este ataque tuvo lugar cinco días después de un atentado suicida perpetrado por un ‘kamikaze’ talibán, que hizo estallar su carga de explosivos contra un vehículo de la policía en Kabul, matando a dos personas, una de ellas miembro de las fuerzas del orden afganas.

Expulsados del poder en 2001 por una coalición encabezada por Estados Unidos, los talibanes se han lanzado desde entonces a una insurrección mortífera en Afganistán y, por el momento, todos los intentos de negociaciones de paz han sido infructuosos.

Esta violencia persistente preocupa en particular a la OTAN, cuyas fuerzas serán retiradas del país antes de fines de este año. Esta retirada debe realizarse en un contexto político muy sensible, con elecciones presidenciales previstas para el próximo 5 de abril.