Israel rindió este lunes un último homenaje al militar y ex primer ministro Ariel Sharon, polémica figura que inspiró tanta admiración como rencor, ante un puñado de personalidades políticas extranjeras.
Sharon, fallecido el sábado a los 85 años, fue enterrado a principios de la tarde en su rancho familiar del sur de Israel, el rancho de los Sicómoros, junto a su segunda esposa Lily, tal como lo deseaba.
Ocho generales transportaron el féretro, envuelto en la bandera nacional blanca y azul con la estrella de David, mientras un cantor entonaba oraciones fúnebres.
Como manda la tradición judía, los dos hijos del difunto, Omri y Gilad, recitaron el “Kaddish”, la oración de los muertos. Antes, un rabino militar había rasgado el cuello de sus camisas señal de duelo.
Pronunciando su elogio fúnebre, el jefe del Estado mayor, el teniente general Benny Gantz, prometió mantenerse fiel a la herencia del “combatiente”.
Varios centenares de israelíes siguieron el funeral a distancia.
Dada la proximidad de la granja de Sharon de Gaza, gobernada por el movimiento islamista palestino Hamas, el ejército y los otros cuerpos de seguridad enviaron refuerzos a la zona y elevaron su nivel de alerta por temor a disparos de cohetes.
Además de las baterías del sistema antimisiles móvil “Iron Dome” (Bóveda de hierro) desplegadas en el sector, el número de aviones no pilotados que vigilan permanentemente la franja de Gaza también aumentó para tratar de localizar a eventuales combatientes palestinos que se preparan a disparar hacia el sur de Israel, agregó la radio.
A pesar de todo, dos proyectiles disparados desde la franja de Gaza y aparentemente destinados a la vecina ciudad de Sderot cayeron en una zona cercana del sur de Israel después del entierro, aunque sin causar heridos ni daños materiales, según un portavoz del ejército, Micky Rosenfeld.
El féretro de Sharon fue trasladado hasta el rancho de los Sicómoros en un vehículo militar después de la ceremonia de homenaje oficial ante el parlamento israelí en Jerusalén y una breve pausa en Latrun, donde resultó herido en una batalla en 1948 poco después del nacimiento del Estado de Israel.
“Arik (diminutivo de Ariel) fue un hombre complejo, que vivió una época compleja y en un entorno complejo”, resumió el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden.
Apodado “el bulldozer”, el general Sharon “pudo dejar en su camino daños considerables, pero su objetivo y su motivación siempre eran claros”, consideró el exprimer ministro británico Tony Blair, emisario del Cuarteto para Medio Oriente.
El actual jefe del gobierno israelí, Bejamin Netanyahu, también se comprometió a “defender firmemente los principios” del general Sharon respecto a la seguridad de Israel.
“El Estado de Israel seguirá todos los caminos posibles para impedir que Irán fabrique el arma nuclear”, reiteró Netanyahu.
La muerte del exhombre fuerte de la derecha nacionalista tras ocho años en coma, sumió a Israel en un ambiente de luto nacional.
Unos 20.000 israelíes de todas las clases sociales desfilaron el domingo ante su ataúd expuesto frente al Parlamento. Muchos recordaron el carisma y la bravura del onceavo jefe de gobierno del Estado hebreo.
La prensa hizo un balance más matizado del “legado Sharon”. “Fue un genio, a la vez generoso y cruel”, resumió el diario Maariv.
El lunes en el parlamento, Zeev Hever, a menudo considerado el “cerebro” de la colonización israelí, le rindió homenaje, pese a la retirada de la franja de Gaza en 2005 y la expulsión de los 8.00 colonos del territorio palestino.
“Enseñaste a los hijos de Israel a combatir y luego a implantarse. Has sido nuestro gran maestro, casi nuestro padre en todo lo que es la construcción de asentamientos”, declaró Zeev Hever.
Sin embargo, citando mensajes intercambiados entre la embajada de Estados Unidos en Israel y el departamento de Estado norteamericano revelados por WikiLeaks, el diario Haaretz afirmó el lunes que Sharon, tras la salida de Gaza, estudiaba retiradas de Cisjordania y concesiones sobre Jerusalén-Este, que los palestinos quieren como capital de su futuro Estado.
Ariel Sharon permanecerá también en la Historia como el artífice de la desastrosa invasión de Líbano en 1982, cuando era ministro de Defensa.
Una comisión investigadora israelí concluyó que Sharon tuvo una “responsabilidad indirecta” pero personal en la masacre de cientos de civiles palestinos por parte de aliados falangistas cristianos libaneses en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en Beirut en septiembre de 1982.
De Gaza a Ramala, y de Jenín a los campos de refugiados de Líbano, los palestinos no ocultaron su alegría cuando se anunció la muerte del “criminal Sharon”, lamentando que no se hubiera enfrentado a la justicia internacional.