Carta enviada por trabajadores del Consejo de Monumentos Nacionales

A raíz de recientes artículos de prensa que se refiere a la situación actual de nuestra institución, los abajo firmantes, todos trabajadores del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), creemos justo y oportuno transmitir nuestro punto de vista, por primera vez, respecto de la realidad y nuestro desempeño en su conjunto.

El CMN, de acuerdo a la Ley de Monumentos Nacionales, es un organismo técnico que depende del Ministerio de Educación. Está adscrito para efectos administrativos y presupuestarios a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM). Bajo las últimas tres gestiones, esta Institución ha crecido y se ha fortalecido, pero mantiene sus debilidades estructurales. Aspectos claves de la institución como su centralismo y falta de representación formal en el territorio nacional, así como la inexistencia de una planta de personal de la Secretaría Ejecutiva, tienen su origen en que la Ley no contempla una estructura de funcionarios de apoyo al Consejo. La Secretaría Ejecutiva existe de hecho, sustentada el artículo 3 de la Ley que contempla solamente un Secretario para ejecutar los acuerdos del Consejo.

En ese escenario, y debiendo acoger las urgentes necesidades de nuestro patrimonio, hemos debido crecer de manera inorgánica, combinando aportes de la Dibam, del Mineduc, SUBDERE, personal a honorarios pagados con el presupuesto institucional y trabajadores financiados por la glosa de Bienes y Servicios, contratados a través de licitaciones públicas como consultores externos, sin garantías ni derechos laborales. Esta situación es objeto de inquietud, y ha sido relevada de forma histórica y creciente en la búsqueda de soluciones al problema coyuntural, mientras se resuelve la debilidad estructural con medidas de fondo.

Lo anterior se ha agravado en los últimos años, ya que nuestra entidad ha debido enfrentar un cambio en la perspectiva nacional, marcado por diversos factores tales como: el positivo aumento de las demandas de la sociedad a la institucionalidad patrimonial, los esfuerzos desde el Estado en nuestro ámbito de acción a través de iniciativas tales como el Programa de Puesta en Valor del Patrimonio, el desarrollo de normativa asociada como la Ley de Medio Ambiente, entre otras, el consecuente crecimiento del interés y preocupación por parte de la ciudadanía y finalmente una catástrofe sin precedentes registrados para nuestro patrimonio inmueble de Chile central, como el terremoto de febrero de 2010.

A pesar de que se han hecho esfuerzos para resolver la debilidad de nuestra institución, ello no se ha concretado aún. Sin embargo es justo señalar que los trabajadores del CMN hemos sabido enfrentar los desafíos presentes y, a pesar de las adversas condiciones, intentamos estar a la altura del imperativo de nuestra misión. El Estado, a pesar de los logros de los últimos años, está en deuda con el patrimonio, y uno de sus deberes más claros es con nuestra institución, propiciando el salto cualitativo y cuantitativo necesario. Esta situación excede las atribuciones de la Secretaría Ejecutiva en particular y pasa por procurarnos un cambio de perspectiva general que se ha iniciado a nivel social y aún no se ha concretado a nivel político, respecto de la verdadera estructura y sustento que nuestra institución requiere.

Esta coyuntura, efectivamente reviste caracteres críticos, pues el CMN no está siendo capaz de responder en plenitud a los requerimientos del país. Ahora bien, en ella hemos constatado la comunión de visiones y propósitos dentro de nuestra Institución, desarrollando un diálogo honesto y realista, en el que impera la necesidad de abordar el problema estructural, pero también se releva el gran trabajo que significa ser la institución pública destinada por Ley a la protección y tuición del patrimonio material en Chile. En estos momentos sentimos un respaldo y unidad que dan cuenta de la claridad y consenso institucional tanto en el diagnóstico como en su fundamento: la noción de que el desarrollo integral de nuestra sociedad pasa por posicionar al patrimonio, naturalmente incluyendo a la ciudadanía, como uno de sus ejes.

La gestión del CMN durante los últimos años ha estado centrada en el patrimonio desde la óptica de lo esencial, que es el bien común. Puede considerarse obvia esta apreciación, en el sentido de que el CMN necesariamente debe tener una gestión centrada en los bienes que le corresponde cautelar. Por el contrario esto no es evidente; las entidades tienden a desorientarse privilegiando la visibilización, el posicionamiento, la minimización del conflicto, la popularidad, los indicadores de gestión, la sintonía con los grupos de interés, entre otros. El trabajo del CMN, en general, ha tenido como orientación la diversidad y representatividad de los bienes declarados, pero principalmente ha atendido al respeto del bien común a través de su fomento, protección y gestión, en la preservación del patrimonio, la memoria y las identidades colectivas.

La labor del CMN no se centra solamente en la tutela del patrimonio arquitectónico; por ley, al CMN le corresponde evaluar las intervenciones en los Monumentos en todas sus categorías: Monumentos Históricos (mueble e inmueble), Zonas Típicas o Pintorescas, Monumentos Arqueológicos y Paleontológicos, Santuarios de la Naturaleza y Monumentos Públicos, además de la elaboración del Registro de Museos y Colecciones.

Dentro de la posibilidad de nuestros recursos humanos, físicos, legales y financieros, la labor del CMN se ha orientado en los últimos años hacia los siguientes, aunque no exclusivos, aspectos: el apoyo institucional en regiones, el fortalecimiento de la información territorial de los bienes, la gestión de los riesgos en el patrimonio, el combate del tráfico ilegal de bienes, la aplicación cabal de la Convención del Patrimonio Mundial centrada en la conservación de los sitios, el aporte conceptual y fomento de la reflexión –donde destaca la necesaria vinculación entre patrimonio y desarrollo-, la armonización normativa del ámbito patrimonial en relación a los instrumentos de planificación territorial, las propuestas en materia de reformas de la legislación incluyendo su reglamentación, la búsqueda de una nómina de bienes protegidos más representativa de la diversidad del país, el levantamiento de la información asociada, el mejoramiento del servicio de documentación para la comunidad, el incremento de las actividades, programas de difusión, educación y canales de vinculación con la comunidad, entre otras. Todo esto con un considerable esfuerzo de soporte administrativo. Se trata de líneas de trabajo que ciertamente están en ciernes, que se han implementado pensando siempre en su beneficiaria, que es toda la sociedad, y que deben proyectarse en sinergia para materializar el posicionamiento del patrimonio en la vida colectiva y su función social.

El bienestar del patrimonio no se mide hoy, por el número de declaratorias, y tampoco por el de solicitudes de declaración recibidas. La comunidad demanda hoy que la protección oficial sea efectiva, eficiente y eficaz, y que el patrimonio cumpla su rol integrador orientado al bien común. Es por ello que últimamente se han generado criterios para sistematizar y priorizar las acciones sobre dichos bienes, lo que no implica una desatención de las otras solicitudes. La solución y respuesta adecuada a todos los requerimientos pasa por fortalecer a nuestra entidad en forma estructural, lo que sobrepasa las atribuciones actuales de la Secretaría Ejecutiva en su conjunto, puesto que requiere de una voluntad política de fondo.

Efectivamente el accionar de nuestra institución se enmarca en una visión técnica y no tecnocrática consecuente con la naturaleza del Consejo de Monumentos Nacionales como organismo técnico del Estado. En buena hora ha aplicado el rigor académico, ya que con argumentos despojados de arbitrariedades y subjetividades, se hacen más efectivos los canales de comunicación hacia las autoridades políticas, al mundo público y privado, en un contexto acorde a la importante tarea que enfrentamos, y cuya visión es más compartida con la comunidad de lo que podemos expresar. Como trabajadores, esta es una convicción que nos motiva día a día, porque en ello hay una visión integral del Estado, que trasciende las visiones particulares de cada gobierno.

No es sostenible la precariedad con la que desarrollamos nuestra labor, pero es reduccionista intentar invisibilizar todo lo que logramos realizar a pesar de ella. Lo único que ha sobrevivido a cualquier contingencia, y donde hay acuerdo transversal entre las diferentes administraciones, es sobre el capital humano, excelencia profesional y compromiso de los trabajadores con el patrimonio y la función pública encomendada.

En esta carta, los trabajadores del Consejo de Monumentos Nacionales, damos a conocer los desafíos pendientes que deberán ser atendidos con urgencia para contar con las herramientas que nos permitirán cumplir adecuadamente con nuestra misión.

Lo que somos, lo que hemos sido y lo que estamos llamados a ser. Dentro de las dificultades, debilidades y precariedades, que se mantienen, desde una trayectoria institucional marcada por el esfuerzo y por la persistencia en la adversidad, son la convicción del carácter esencial de su misión, la comunidad de propósitos y la coherencia de su conducción, las que otorgan fortaleza a este equipo de trabajo y guían su actual proceso.

1. Gerda Alcaide López
2. Ximena Alcavil Neculpán
3. Karina Aliaga Durán
4. Pablo Aranda Chepillo
5. Carmina Arcos Salvo
6. Fernanda Arriaza González
7. Benjamín Baeza Ferdinand
8. Pilar Baquedano Juliá
9. Jose Barraza Llerena
10. Marcela Becerra Reyes
11. Cristián Bravo Araya
12. Eduardo Contreras Osorio
13. Eduardo Corales Aguilera
14. Alejandro Cornejo Salazar
15. Miriam Corvacho Barraza
16. Raquel Daldo Troncoso
17. María Soledad Díaz De la Fuente
18. Mirja Diaz Santibáñez
19. Ada Fernández Luco
20. Ximena Flores Arrate
21. May Flores Torres
22. Marcia Fuenzalida Varas
23. Purísima Garrido Olave
24. Karen Gatica Espinoza
25. Karina González Carrasco
26. Mariano González Catalán
27. Mauricio González Loyola
28. José Guajardo Opazo
29. Natalie Guerra Araya
30. Yasna Guzmán
31. Johanna Jara Alfaro
32. Claudia Jiménez Caballero
33. Alexis Jujihara Vergara
34. Diego Lara Carrasco
35. María José Larrondo Pulgar
36. Carmen Lastra Torres
37. Mariela Leiva Silva
38. Lisette Lopez Allemand
39. Loreto Mancilla Bahamonde
40. Roberto Manríquez M.
41. María Margotta Ruiz
42. Christian Matzner Thomsen
43. Juan Carlos Medina
44. César Millahueique
45. Diego Montecinos Fernández
46. Felipe Montiel
47. María Jose Moraga
48. Daniela Morales Fredes
49. Guillermo Negron Pizarro
50. Magdalena Novoa Echaurren
51. Arnaldo Núñez Guerra
52. Gloria Núñez Rodriguez
53. Carlos Ortiz Vidal
54. Sebastián Pérez Lizana
55. Claudia Prado Berlien
56. Érika Palacios Hernández
57. Daniela Quezada Díaz
58. Ivette Quezada Vásquez
59. Jimena Ramírez González
60. Sandra Ranz Velásquez
61. Flor Recabarren Vásquez
62. Nicolás Recabarren
63. Cristina Riveros Vera
64. Desiree Roman Ponce
65.Érika Romero Alvear
66. Álvaro Romero Guevara
67. Érika Ruiz Lizama
68. Miguel Angel Saavedra Villanueva
69. Adriana Sánchez Berrios
70. Mauricio Sánchez Faúndez
71. Gianina Sánchez Vega
72. Marisel San Martin Andaur
73. Paola Seguel Cid
74. Natalia Severino Hernández
75. Francisco Silva Bustamante
76. Macarena Silva Bustón
77. Pamela Silva Oñate
78. Maria Soledad Silva Soto
79. Susana Simonetti De Groote
80. Christian Tapia Contreras
81. Óscar Toro Bardeci
82. Lissett Valenzuela Guzmán
83. Joaquín Vega Lonza
84. María Jose Vergara Cortés
85. Ana Videla Lira
86. Karina Vilches Fuenzalida
87. Merahi Atam López
89. Paulina Torres Jeria
90. Vai Atam Osorio
91. Alexis Muñoz