La Orquesta Sinfónica de Chile y la Camerata Vocal de la Universidad Chile despidieron el año 2013 con un notable concierto ante unas 800 personas, en el Teatro Municipal de Las Condes, el que contó con la batuta del prestigioso director israelí Ariel Zukermann.

Este tercer y último concierto de la Temporada Internacional CorpArtes, contempló las obras ‘Gloria’ de Antonio Vivaldi y la Sinfonía N° 4 de Anton Bruckner, en que se logró traspasar a los asistentes, un deseo de reflexionar y de búsqueda de la paz interior, con un programa emotivo y de alto nivel musical.

La presentación partió con una de las obras barrocas religiosas más bellas del repertorio sinfónico coral, el ‘Gloria’ en Re Mayor RV 589, de Antonio Vivaldi, cuyo texto exalta el nacimiento de Cristo y fue muy bien interpretado, con emoción y precisión técnica por las cuerdas, más algunas maderas y bronces de la Sinfónica, la Camerata Vocal de la Universidad de Chile que dirige Juan Pablo Villarroel, las sopranos María Soledad Mayorga y Denisse Torre y la mezzosoprano Ana Navarro.

Vivaldi (‘Las Cuatro Estaciones), compositor del barroco italiano de los siglos XVII y XVIII, ha sido considerado como una de las figuras más relevantes de la música de todos los tiempos.
Compuesta en 1713, la obra se basa en el texto litúrgico del ‘Gloria’, que forma parte de la misa católica. La pieza, que transmite esperanza y alegría, se caracteriza por la variedad timbrísticade las partes vocales e instrumentales de sus doce movimientos; una partitura de variadas texturas y cambios de tonalidades que producen diversas atmósferas que enriquecen el planteamiento musical.

El director de la Camerata Vocal, Juan Pablo Villarroel, manifestó, que hacer ‘Gloria’ de Vivaldi con los 16 cantantes profesionales de este coro de cámara es “una maravilla porque se trata de una obra muy inspiradora y que pese a su dificultad técnica, cantarla resulta muy grato”.

En la segunda parte del programa la Sinfónica de Chile brindó una soberbia interpretación de la Sinfonía N° 4 del compositor austríaco del siglo XIX Anton Bruckner, conocida como ‘Romántica’. Con energía y sapiencia de gran maestro, Zukermann condujo a la Sinfónica a una destacada ejecución, con grupos y solistas de todas las familias del arco iris instrumental, en una obra extensa e intensa, con pasajes de arrebatadora dulzura y armonía y otros de severa marcialidad.

Al término de su tercera visita al país para dirigir a la Orquesta Sinfónica de Chile, Ariel Zukermann manifestó su satisfacción de poder interpretar estas dos grandes obras que están unidas por su profundidad religiosa porque toda la música de Bruckner está marcada por este espíritu. Sobre ‘Gloria’, expresó que “es una de las absolutas obras maestras del periodo barroco”.

Escrita en 1874 y revisada en varias oportunidades hasta 1888, la Sinfonía nº 4 en mi bemol mayor (WAB 104) es una de las composiciones más populares de Bruckner. Fue estrenada con gran éxito en Viena, bajo la dirección de Hans Richter. El subtítulo de ‘Romántica’ fue utilizado por el propio autor, y se refiere al concepto de romance medieval. La obra habla de la libertad y alude a la idea del Dios generador del universo, que se expresa a diario en manifestaciones de la naturaleza.