Las dos Coreas retomaron el contacto este jueves, por primera vez desde la ejecución del tío del dirigente norcoreano Kim Jong-Un, que suscitó dudas sobre la estabilidad del régimen comunista.

Una delegación surcoreana cruzó la frontera para visitar la zona industrial de Kaesong, reabierta en septiembre, cinco meses después de que Pyongyang ordenara su cierre en un contexto de tensión militar entre los dos Estados.

“Vamos a examinar el cumplimiento de los compromisos adquiridos y hablar del desarrollo del complejo”, dijo a la prensa el jefe de la delegación, Kim Ki-Woong.

A lo largo de la jornada, una delegación extranjera compuesta principalmente por ministros del G20 y representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) tenía previsto acudir al parque de actividades de Kaesong.

El complejo industrial de Kaesong, fundado por Seúl y abierto en 2004, es un símbolo poco frecuente de cooperación entre las dos Coreas. Emplea a unos 53.000 norcoreanos en unas 120 empresas surcoreanas.

Seúl está buscando inversores no coreanos para sus compañías, con la esperanza de que su presencia disuada al Norte de tomarlo como moneda de cambio en el futuro.

Las delegaciones extranjeras tienen previsto inspeccionar algunas de estas 120 empresas, pero no tienen previsto encontrarse directamente con responsables norcoreanos, indicó el ministerio surcoreano de Unificación.

Esta visita tiene lugar unos días después del juicio y la ejecución del tío de Kim Jong-Un, Jang Song-Thaek, mentor de su sobrino durante sus primeros pasos a la cabeza del país.

El profesor universitario de estudios norcoreanos en Seúl Yang Moo-Jin consideró que “Corea del Norte está enviando mensajes para decir que la ejecución (de Jang) no perturbará ni sus relaciones internacionales ni sus intercambios con el Sur”.

Asimismo, el régimen busca “inspirar tranquilidad en el interior de sus fronteras” y acabar con todo foco de descontento a través de la multiplicación de las “medidas beneficiosas”, añadió.