El telescopio espacial europeo Gaia, “el cartógrafo de la Galaxia”, fue lanzado con éxito este jueves por un cohete Soyuz desde la Guayana Francesa, con la misión de realizar un atlas en 3D de la Vía Láctea.

El cohete lanzador despegó del centro espacial de Kurú, en la Guayana Francesa, a las 9:12 hora (06:12 horas en Chile).

El telescopio se separó del cohete 41 minutos y 59 segundos después del lanzamiento, y los encargados de controlar la misión anunciaron que todo marchaba correctamente.

Tras la separación, Gaia, construido en Toulouse (sur de Francia) por la empresa Astrium por encargo de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), debe efectuar una “secuencia automatizada crítica” que incluye el despliegue de su parasol, explicó la ESA.

Para Dave Milligan, responsable de operaciones para Gaia en la ESA, esta etapa es “muy delicada”.

Si todo va bien, Gaia se colocará a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, en un emplazamiento privilegiado, el punto de Lagrange-2, una de cuyas ventajas es poseer un entorno térmico estable, y describirá una órbita elíptica para evitar los eclipses de Sol por la Tierra.

La misión del telescopio más sofisticado jamás construido por Europa, que costó 740 millones de dólares, durará cinco años, o incluso seis.

La misión de Gaia consiste fundamentalmente en determinar la posición y el movimiento de unos mil millones de estrellas, pero también su distancia, el parámetro más difícil de obtener. La más próxima se encuentra a casi 40.000 millones de kilómetros.

El satélite observará cada estrella unas 70 veces. La precisión de las medidas alcanzará los 7 microsegundos de arco para las estrellas más brillantes. Es decir, que Gaia será capaz de distinguir un cabello a 700 km de distancia, gracias sobre todo a su gigantesco plano focal de mil millones de píxeles.

Gaia permitirá trazar una cartografía tridimensional de la Vía Láctea, un atlas del cielo, y también reconstruir la historia de la formación y evolución de nuestra galaxia, dando continuidad a la tradición europea de la cartografía de las estrellas, herencia del astrónomo griego Hiparco, el primero que, a simple vista, midió la posición de un millar de estrellas.

En 1989, más de 2.000 años después de Hiparco, la ESA lanzó un satélite con su nombre dedicado a la astrometría que brindó las coordenadas celestes de unas 120.000 estrellas.

Gaia y sus dos telescopios están construidos con carburo de silicio (también llamado carborundio), cada uno tiene tres lentes rectangulares curvas, cien veces más precisas que los de Hiparco. Podrá distinguir estrellas cuyo brillo es 400.000 veces más débil que lo que puede ver el ojo humano.

“Es el telescopio espacial más evolucionado jamás fabricado en Europa”, subrayó Astrium.

Para preservar la exactitud de sus medidas, el satélite será controlado desde la Tierra por una red de telescopios, de tal manera que se determinará su posición con un error máximo de cien metros.

“El cartógrafo de la Galaxia” tendrá también por tarea repertoriar los asteroides del Sistema Solar, e incluso descubrir nuevos exoplanetas.