Un estudio gestionado por la autoridad ambiental determinó la recuperación del humedal del río Cruces. Sin embargo, no hay certeza de que sea una recuperación definitiva o parte de un ciclo variable de alzas y bajas en la vida del Santuario.
Se trata del “Diagnóstico Ambiental del Humedal del río Cruces basado en la comparación de condiciones ambientales actuales e históricas: Bases para su monitoreo y sustentabilidad”.
La idea data de 2008, según dijo el encargado del estudio, profesor Eduardo Jaramillo, pero que tomó fuerza en 2011, cuando la seremi de Medio Ambiente retomó la inquietud. Por lo que fue finalmente el Servicio de Evaluación Ambiental el que dio apoyo para su realización.
El profesor de la facultad de Ciencias de la UACh indicó que entre fines de enero de 2012 y abril de 2013 pudieron lograr que el humedal del río Cruces tuviese una recuperación.
Jaramillo indicó que con el diagnóstico de 15 meses, quedan dudas si es que se quiere hacer una interpretación del humedal, siguiendo la necesidad de un monitoreo de variables físicas, biológicas y químicas del agua y sedimentos.
En la exposición estuvieron presentes los representantes de la comunidad de Tralcao y de Acción por Los Cisnes, las que concordaron en la necesidad de seguir investigando y descartar cualquier eventual daño a la salud humana. Esto, porque nada se sabe de las napas subterráneas que consume la gente del sector, por ejemplo, como lo indicó José Araya, de la ONG.
Algunos vecinos de Tralcao manifestaron que ya no se ven taguas ni coipos, como tampoco se escuchan ranas croar en algunas partes del humedal. Así lo manifestó Marcela Pangue, de la comunidad indígena del sector.
Este diagnóstico trabajó sobre la base de un método hipotético deductivo, teniendo como hipótesis a escala regional que los cines disminuyeron por el contagio de alguna enfermedad o efectos climáticos, y para el luchecillo, el efecto de la radiación ultravioleta.
Como hipótesis a escala local, tuvieron la falta de alimento y contaminación química por la muerte de flora y fauna en el humedal.
Según explicó Jaramillo en la exposición, la mayoría de los cisnes emigró por falta de alimento, y los que se quedaron comieron remantes de plantas cargadas con metales pesas, lo que provocó la muerte de estas aves.
Asimismo, se indicó que el estado sanitario de los cisnes ha mejorado: lucen y están sanos, sin desnutrición o anemia o daños en el hígado como entre el 2004 y 2005.
Un dato expuesto fue el que se comparó un cisne conservado desde el 2002 con uno del 2012, presentando ambos bajas concentraciones de hierro.
También se señaló que hubo muerte en 2012 de cisnes, pero atribuibles a que éstos chocaban con cables en el sector Cayumapu, desconociéndose si inmigraban o pertenecían al lugar.
Acerca de las preguntas pendientes, éstas tienen que ver si es que aún existen dioxinas o furanos en el agua o sedimentos, si es que hay variedad estacional, cuál es la extensión de la onda marial arriba del río Cruces y causes tributarios, entre otras que, a juicio de Jaramillo, hace imprescindible continuar con los monitoreos.