El bailarín del Bolshoi Pavel Dimitrichenko se declaró este martes no culpable de la agresión con ácido al director artístico del famoso teatro de Moscú, Serguei Filin, de la que es el principal sospechoso.

“No reconozco mi culpabilidad”, dijo Dimitrichenko en la reapertura del caso desde el recinto de acusados del tribunal Mechanski de Moscú, constató una periodista de la AFP.

El bailarín, de 29 años, compareció junto a sus dos cómplices, el presunto ejecutor, Yuri Zarutski, y el chófer Andrei Lipatov, y afirmó que no había pedido causarle a Filin un “perjuicio grave”.

“Lo único que hice fue decirle a Zarutski (…) que Filin no sólo era un artista brillante, sino también un hombre muy cruel con sus compañeros”, indicó Dimitrichenko, insistiendo en que Zarutski había cometido el ataque contra Filin en solitario.

Por su parte, Yuri Zarutski reconoció “parcialmente” su culpabilidad. “Reconozco que ataqué a Filin, pero no reconozco haberlo hecho en complot con Pavel Dimitrichenko y Andrei Lipatov”, declaró.

Lipatov se declaró igualmente no culpable.

Los tres están acusados de “heridas voluntarias premeditadas” y se exponen a una pena de hasta 12 años de prisión.

La audiencia duró menos de una hora, y quedó aplazada al jueves. Serguei Filin, de 42 años, acudirá a testificar el 6 de noviembre, según la agencia Interfax.

El director artístico del Bolshoi fue rociado con ácido en el rostro el pasado 17 de enero ante su vivienda, resultando gravemente herido y perdiendo prácticamente la visión.

Tras recibir un injerto de piel y ser operado en varias ocasiones de la vista en Alemania, Filin retomó en septiembre su trabajo en el Bolshoi.

A Filin ahora siempre le acompaña un guardaespaldas, lleva gafas negras y su rostro tiene marcas de quemaduras.

Pavel Dimitrichenko, bailarín solista y militante sindical en el Bolshoi, que se encuentra en prisión preventiva desde marzo, negó ya en agosto ante el tribunal haber planificado el ataque con ácido, pero reconoció haber aceptado la propuesta del presunto ejecutor, Yuri Zarutski, de “herir a Filin”.

Esta caso sacó a la luz las feroces rivalidades y conflictos internos en el seno de la prestigiosa institución.