Las negociaciones en Estados Unidos sobre el techo de la deuda volvieron a tensarse este sábado, y difícilmente los congresistas lleguen a un acuerdo el fin de semana, informaron fuentes legislativas a cinco días de que el país entre en zona de riesgo de default.

Según Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado, es poco probable que se alcance un arreglo el sábado. Además, los miembros de la Cámara de Representantes se fueron de fin de semana hasta el lunes por la noche tras una corta sesión el sábado.

Las discusiones se tensaron el sábado, en medio de críticas de la oposición republicana al presidente, Barack Obama, al que acusan de no querer negociar.

“Estoy decepcionado de que el presidente haya rechazado la oferta que hemos puesto sobre la mesa”, dijo a los periodistas el sábado Eric Cantor, el jefe de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, una afirmación que contrasta con las palabras tranquilizadoras de los dos últimos días, cuando cada bando aseguró que las “discusiones” continuarían.

“Estas discusiones y estas negociaciones con el presidente no son sinceras, y en consecuencia no llegamos a ninguna parte”, precisó por su lado el representante John Fleming.

Consultada, la Casa Blanca se negó a hacer comentarios el sábado por la mañana frente a las acusaciones de intransigencia.

Obama, durante su alocución radial semanal de este sábado, manifestó su hostilidad hacia la idea de extender solo por algunas semanas la capacidad del país de endeudarse.

Esta solución provisoria era central a la propuesta republicana, presentada a Obama el jueves en una reunión.

Elevar el techo de la deuda por un plazo corto permitiría, según los republicanos, negociar con más tiempo un amplio acuerdo de reforma de varios programas sociales, pero manteniendo la presión sobre la Casa Blanca.

“No sería inteligente, como algunos lo anuncian, postergar por dos meses” el problema del techo de la deuda “y coquetear con el primer default intencional en medio de la temporada comercial de Navidad”, dijo Obama.

“Los daños a la reputación de tomador de préstamos sin tacha de Estados Unidos no provocaría más que una caída de los mercados. Sería más caro tomar préstamos para todos los estadounidenses”, subrayó el presidente demócrata.

El presidente, que afirmó estas últimas semanas que no negociaría “con una pistola en la cabeza”, en alusión a la exigencia republicana de recortar los fondos para la reforma de la salud aprobada en 2010, endureció su retórica calificando las consecuencias de una eventual cesación de pagos como un “nuevo impuesto, un impuesto republicano del default, sobre todas las familias y empresas estadounidenses”.

“Con solo cinco días para que el Estado deje de poder endeudarse, el Congreso debe alcanzar una solución que ponga fin a la parálisis de (servicios) del gobierno y nos permita pagar nuestras cuentas”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.

Las dos cámaras del Congreso deben aprobar un aumento del límite legal de endeudamiento para que EEUU pueda financiarse y no entre en moratoria sobre su deuda.

El Tesoro ya advirtió que a partir del 17 de octubre, no habrá más “medidas extraordinarias” que permitieron hasta ahora al país funcionar luego de superar en mayo su tope de endeudamiento.

Conversaciones en el Senado

El aparente endurecimiento de la posición del Ejecutivo hizo que ahora las conversaciones se centren en el Senado, en donde demócratas y republicanos buscan un plan alternativo a los proyectos de la Cámara, controlada por los republicanos bajo fuerte influencia del conservador Tea Party.

En cualquier caso, cualquier acuerdo debe ser aprobado por las dos cámaras.

La parálisis de las agencias federales desde el 1 de octubre, añadía tensión a la situación. Cientos de miles de funcionarios públicos permanecen de vacaciones obligatorias sin goce de sueldo desde entonces.

Varios estados (Nueva York, Arizona, Colorado, Utah, Dakota del Sur) debían reabrir sus parques nacionales el sábado gracias a un acuerdo con el Servicio Nacional de Parques, la agencia federal que los administra y que se había visto forzada a detener casi completamente sus operaciones debido a la parálisis presupuestal.

Parques como el Gran Cañón o grandes monumentos como la estatua de la Libertad acogerán de nuevo a los turistas, pues su funcionamiento será financiado temporalmente por las autoridades locales.

Un acuerdo de salida de la crisis podría incluir a la vez el techo de la deuda y el presupuesto, pero en ambos casos los republicanos exigen concesiones sobre la reducción de los gastos públicos, principalmente los relacionados con la implementación de la reforma sanitaria.