El destino de uno de los villanos más populares de la televisión de Estados Unidos será revelado el domingo, en el febrilmente esperado gran final de la serie “Breaking Bad”, estrella de los recientes premios Emmy.
El tímido profesor de química devenido en despiadado capo de las drogas Walter White saldrá al aire por última vez exactamente una semana después de que el programa, que lleva cinco años en la pantalla chica, ganara el domingo pasado el Emmy a la mejor serie dramática.
Aclamada por la crítica, la serie tiene millones de fans en Estados Unidos y en el resto del mundo gracias a su cóctel de fina trama, buena actuación y excelente trabajo de cámara, además de la perfecta metamorfosis de un hombre común y corriente, interpretado por Bryan Cranston, en un verdadero monstruo.
El día después de que ganó el mayor premio a la televisión estadounidense, equivalente a los Óscar de la Academia, “Breaking Bad” era uno de los tópicos más discutidos en Twitter.
Pero también hay otros sistemas para medir su éxito.
Las ventas del sombrero negro que White a veces lleva cuando intenta parecer rudo (una especie de Fedora, pero más bajo y plano en la parte superior) se han disparado.
Entre sus más ardientes fans se incluyen el millonario Warren Buffet, la estrella de RB Rihanna y hasta el protagonista de la serie animada “Family Guy”, Peter Griffin.
La revista The Economist calificó el programa como “uno de los mejores estudios disponibles sobre la dinámica de los negocios modernos”.
El protagonista, Walter White, y su ascenso en el mercado de las drogas abarca los dos lados de la vida empresarial, según ese medio especializado: el éxito espectacular y el dramático fracaso.
De acuerdo a la publicación, tres factores describen al tímido profesor de química que se convirtió en el capo de la metanfetamina: la ambición de crear un imperio del negocio, su obsesión por la calidad de su producto, y la capacidad para establecer redes de negocios y dominar a su pupilo, el desordenado Jesse Pinkman.
De su lado, la revista Forbes señaló que las empresas pagaron 250.000 dólares por transmitir un comercial de 30 segundos durante el último episodio.
White, un productor de metanfetamina de cabeza rapada y gafas con montura de alambre, aparece incluso en la tapa de la última edición de la revista cultural The New Yorker.
En una caricatura, White aparece horrorizado al ver al presidente sirio Bashar al Asad, acusado de gasear a su propio pueblo, trabajando en un laboratorio.
“Parece que nunca hay escasez de villanos en la vida real, como para que hasta los villanos de ficción se vean cómicos en comparación”, escribió el creador de la viñeta, Barry Blitt.
“Preguntas éticas”
La trama de la serie eleva numerosas preguntas éticas.
White se convierte en un productor de metanfetamina -y es legendariamente bueno en ello- porque es diagnosticado de cáncer terminal a sus 50 años y su cuenta bancaria está vacía.
El profesor de química lo hace para pagar su tratamiento, pero además porque quiere dejar a su familia en una situación económica decente. Su esposa Skyler está embarazada de un niño no planificado a los 40 años y su hijo adolescente Walter Jr. tiene parálisis cerebral.
Pero, a medida que el nuevo negocio de White prospera, se empiezan a acumular cadáveres de rivales y de gente inocente.
Con sus manos manchadas cada vez de más y más sangre, White tiene dificultades en mantenerse enfocado en su misión original.
Pero, aunque amasa una enorme riqueza bajo las propias narices de su cuñado Hank, un agente antidrogas, White no puede disfrutar de la fortuna que se apila en efectivo en un local alquilado.
El actor Bryan Cranston, quien comenzó haciendo comerciales de pasta de dientes y aspirina y luego se convirtió en un frecuente actor secundario de series televisivas, ha dicho que el papel de Walter White es el más importante de su vida.
Gracias a él, ganó en tres ocasiones el premio Emmy al mejor actor.
En una fiesta este verano, en la que celebraba el inicio de la última temporada, este californiano de 57 años dijo que Walter White lo acompañará hasta su tumba.
“Me imagino que cuando muera, y espero que eso sea dentro de muchos años, el título de mi obituario será: ‘Revienta el actor de Breaking Bad’ o algo así”, comentó. “Estoy orgulloso de eso”.