Las fuerzas de seguridad kenianas estaban “a punto de acabar” la operación en curso en el centro comercial de Nairobi donde se atrinchera desde el sábado un comando islamista, integrado por personas de diferentes nacionalidades, según el ejército.
“Creemos que la operación está a punto de acabar”, dijo el ministro del Interior, Joseph Ole Lenku, antes de precisar que el operativo de las fuerzas kenianas ha dejado hasta ahora dos muertos entre los integrantes del comando y varios heridos.
“Tenemos el control de todos los pisos (del centro comercial), los terroristas están huyendo y escondiéndose, pero no tienen escapatoria”, añadió.
Fuertes explosiones e intensos tiroteos se escuchaban en el interior del centro comercial Westgate de Nairobi.
Una gran columna de humo negro salía del edificio, rodeado por soldados y fuerzas de seguridad kenianas. Varias ambulancias se dirigían al centro comercial, según un periodista de la AFP.
Por el momento se registran 69 muertos y 63 desaparecidos, tras este ataque, según un nuevo balance proporcionado el lunes por la Cruz Roja keniana.
Por otra parte, el jefe del ejército de Kenia, Julius Karangi, afirmó que los miembros del comando que atacaron el centro comercial “vienen de diferentes países” y habló por ello de “terrorismo mundial”.
Sin embargo, un presunto comandante del grupo islamista somalí Al Shebab, vinculado a Al Qaida, negó este lunes a la BBC que hubiera occidentales o mujeres entre los miembros del comando.
CÁMARA DE VIGILANCIA GRABARON EL ATAQUE
Según imágenes captadas por cámaras de vigilancia que pudo ver el diario keniano The Standard, una docena de atacantes tomaron por asalto el centro comercial de Westgate el sábado.
Las imágenes confirman la versión de los testigos de que un comando islamista, armado con granadas, rifles y pistolas, penetró en el centro comercial por al menos dos entradas.
La mayoría de atacantes entró por la puerta principal, lanzando granadas y disparando contra clientes de una cafetería.
Otro grupo penetró en la galería comercial por el estacionamiento, disparando contra un guardia antes de dirigirse hacia los pisos superiores, en donde una radio local organizaba una fiesta.
Inmediatamente al entrar, los islamistas lanzaron dos granadas contra la multitud, pero sólo una estalló.
Según testigos citados por el diario, los islamistas forzaron a las personas que se encontraban en el centro comercial a recitar al menos el inicio de la Shahada, una fórmula que pronuncian los fieles musulmanes. Los que eran incapaces de hacerlo eran abatidos a sangre fría.
Según este mismo rotativo, el grupo que penetró por la entrada principal subió luego a los pisos superiores del centro comercial.
Las imágenes de las cámaras de vigilancia muestran también a los atacantes disparando contra las puertas de los baños, después de supuestamente haber descubierto que numerosas personas se habían escondido allí.
Luego, una parte de los islamistas se dirigieron al cine del centro comercial, mientras que otra parte tomaba el control del supermercado que se encuentra en el interior del edificio.
En una declaración publicada en internet, el portavoz de los shebab, Ali Mohamud Rage, amenazó con matar a los rehenes frente a la “presión” ejercida contra ellos por “Israel y otros gobiernos cristianos”.
“Autorizamos a los muyahidines del interior del edificio a emprender acciones contra los prisioneros”, dijo.
Fuerzas especiales israelíes llegaron el domingo a apoyar a las fuerzas kenianas, indicó a la AFP una fuente que pidió el anonimato. Según un responsable israelí, se trataría sobre todo de un apoyo logístico y no en el combate.
Por otra parte, Washington, que calificó de “despreciable” el ataque, dijo estar investigando las informaciones no confirmadas que apuntan a la presencia de ciudadanos estadounidenses entre los asaltantes.
El sábado por la noche, los shebab somalíes reivindicaron a través de Twitter la matanza y señalaron que la operación es en represalia a la intervención de las tropas de Kenia en Somalia. Ya “advertimos a Kenia en numerosas ocasiones”, indicaron.
Las Fuerzas Armadas kenianas penetraron en Somalia en 2011 y desde entonces mantienen su presencia en el sur del país en el marco de una fuerza africana multinacional que apoya al gobierno somalí en su lucha contra los shebab.