Las voces femeninas destacaron nítidamente en la versión internacional de la ópera ‘El Trovador’ de Giuseppe Verdi, que se ofreció en el Teatro Municipal de Santiago, en la Gala de Fiestas Patrias, a la que asistieron el Presidente Sebastián Piñera y su esposa, miembros de su gabinete y otras autoridades junto a invitados especiales. Como anfitriona encabezó la gala, la Alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá.
De amor y venganza es el argumento de ‘El Trovador’, una de las óperas más dramáticas de Verdi, que regresó al Teatro Municipal de Santiago en las voces de Mikhail Gubsky, Julianna Di Giacomo, Vitaliy Bilyy y Elena Manistina en el elenco internacional, en la que brillaron con dotes vocales imponentes, la soprano De Giacomo, como Leonora y la mezzo soprano Manistina, como la gitana Azucena.
La soprano spinto californiana de origen italiano Julianna Di Giacomo, verdiana por excelencia, fue la figura máxima de la velada. Con su voz excepcional, de principio a fin de la obra encarnó una notable Leonora, rol que interpretó recientementeen el MET de Nueva York. Su “tacea la notta placida” del primer acto fue de una brillantez impresionante y ella mantuvo su apostura a través de toda la ópera. Similares méritos exhibió la mezzosoprano rusa Elena Manistina, como Azucena, en un rol dramático e intenso como la gitana Azucena. Lució especialmente en sus interpretaciones del aria ‘Stride la vampa’ y sus dúos con el tenor (Manrico), al término de la obra.
El Conde de Luna del barítono ucraniano Vitaliy Bilyy y el del tenor ruso Mikhail Gubsky ruso como el enamorado Manrico, fueron de menos a más. Más parejo Bilyy, se mostró con un gran intérprete cuando brindó el ‘Il balen del suo sorriso’ del acto segundo y con un buen aporte final, al igual que Gubsky, éste con un magnífico “Ah,si, ben mío’ y una espléndida ‘cabaletta’ en su ‘Di quella pira’, aparte del duo ‘”Soli or siamo”, con Azucena. Bilyy, con su Conde de Luna, asimismo, destacó en los tercetos con Manrico y Leonora del acto inicial.
Las celebraciones de los 200 años del nacimiento del célebre compositor italiano contaron en ‘El Trovador’, con la celebrada batuta del ruso Konstantin Chudovsky, todo un lujo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Santiago, capaza de dirigir -como siempre- sin partitura y dominar la conducción de los ejecutantes, magníficos instrumentistas en esta ocasión.
Destacó también esta nueva producción de ‘El Trovador’, en que la ‘regie’ o dirección de escena, estuvo a cargo del argentino Pablo Maritano. La labor del Coro del Municipal conducida por Jorge Klastornick, una vez más, co acertadísimas versiones, como por ejemplo, el Coro de los Gitanos y el Coro de los Soldados.
También cumplió correctamente, el el bajo alemán Andreas Bauer, miembro estable de la Ópera Estatal de Berlín, quien destacó el año pasado como Hermann en ‘Tannhäuser’ de Wagner, quien esta temporada lírica 2013 tuvo a su cargo al el rol de John Claggart en la ópera inglesa ‘Billy Budd’ y que ahora fue un Ferrando, capitán de la guardia, a ratos con imponente voz y gran teatralidad..
Las funciones internacionales de ‘El Trovador’, proseguirán los días sábado 21 (17 horas), martes 24 y viernes 27 de septiembre (19 horas) (precios desde $11.000) y las presentaciones estelares, el sábado 28 de septiembre (17 horas) y el martes 1 de octubre (19 horas) (precios desde $5.000). Estas últimas las protagonizan los cantantes
José Azócar, Mónica Ferracani, Omar Carrión e Isabel Vera en el estelar.
En general, una vez más, ‘El Trovador’ se ha convertido en una fuente inagotable de ‘melodías de moda’, con un poder de atracción irresistible, especialmente la “serenatta” de Manrico y su ‘stretta’. Los tonos dramáticos son penetrantes y llenos de contrastes: negro, blanco y rojo. Particularmente atractiva son la escena del segundo acto, en forma de una balada, que evoca la pesadillla de un recuerdo ‘Stride la vampa’ (‘crepita la hoguera’) que evoca la gitana Azucena (mezzosoprano): los breves y abruptos motivos del papel de canto y el ‘llameante’ quiebre del acompañamiento orquestal, proporcionan una imagen expresiva de su horrible visión. Hacia el final de la obra, Azucena es empujada de nuevo al terreno de la balada, cuando canta a su manera fatalista, ‘A nostri monti ritornaremo” ‘A nuestros montes regresaremos’. Muy bella es también la cabaletta “Di quella pira” (“en esta hoguera”), cuando Manrico (tenor) se decide a ir a rescatar a Azucena.