El papa Francisco desbloqueó el proceso de beatificación del asesinado arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, conocido como “Monseñor Romero”, que estaba estancado desde hacía años, indicaron este lunes varias fuentes en el Vaticano.
Monseñor Romero, muy popular en América Latina y llamado “la voz de los sin voz” por su dedicación a los más desfavorecidos, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha, al comienzo de la guerra civil de El Salvador.
El arzobispo italiano Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, anunció el domingo la noticia en Molfetta, en la región de Apulia (sur de Italia): “La causa de la beatificación de monseñor Romero ha sido desbloqueada”, dijo.
Esta información fue confirmada este lunes por la agencia de informaciones sobre el Vaticano I.Media a través de un responsable de ese Consejo Pontificio.
Monseñor Romero era un obispo moderado, pero bastante cercano a las corrientes más a la izquierda de la Teología de la Liberación. Su asesinato lo convirtió en un icono en los medios progresistas.
El religioso había denunciado el hecho de que los campesinos salvadoreños autorizados a tomar posesión de las tierras gracias a la reforma agraria hubiesen tenido que enfrentarse a gente armada, y puso a su disposición la radio de su diócesis.
“La noticia es esperanzadora. El proceso para beatificar a monseñor Romero va tomando cuerpo con el papa Francisco”, dijo a la AFP en San Salvador el obispo auxiliar, Gregorio Rosa Chávez.
“Ciertamente monseñor Romero está en el corazón de los feligreses y de gente que no es creyente, porque este santo desborda todas las fronteras confesionales”, añadió.
También el gobierno centroizquierdista reaccionó con entusiasmo: “La noticia nos ha llenado de mucha alegría (…) Hace cuatro años monseñor Romero se convirtió en el guía espiritual de la nación y ahora nos sentimos muy optimistas porque monseñor Romero camina hacia los altares” dijo a la AFP el portavoz presidencial, David Rivas.
Católicos contestatarios como el obispo francés Jacques Gaillot y el teólogo suizo Hans Küng deploraban desde hace años que el proceso de beatificación de Romero, abierto en 1996, hubiera sido, según ellos, “bloqueado”.
Juan Pablo II y Benedicto XVI desaprobaron siempre los excesos de la Teología de la Liberación, un desvío peligroso, según ellos, del cristianismo hacia la lucha de clases preconizada por el marxismo.
Monseñor Romero, antes de su muerte, habría sufrido la falta de apoyo de Juan Pablo II, sintiendo que éste le había “abandonado”, afirmó en 2011 el teólogo italiano Giovanni Franzoni.
La autorización dada por el papa Francisco es una señal fuerte para todo un sector del clero latinoamericano que, sin estar comprometido con las posiciones más radicales de la Teología de la Liberación, ha actuado en favor de los más pobres, a veces corriendo grandes riesgos.
Los expedientes apoyados por comunidades locales que conciernen a otros sacerdotes u obispos del continente latinoamericano -sobre todo en Argentina- podrían también progresar y llegar a ser examinados por los servicios romanos.
Desde 1996 la causa para canonizar a Romero se encuentra en Roma, y en 2006 la Congregación de la Doctrina de la Fe acordó iniciar el proceso de beatificación. El expediente se encuentra en la actualidad en manos de la Congregación para la Causa de los Santos.
Por denunciar la injusticia social y la represión militar, Romero fue asesinado por un francotirador contratado por la ultraderecha al anochecer del 24 de marzo de 1980, cuando oficiaba misa en un hospital de enfermos de cáncer de San Salvador.
Con el crimen y el cierre de los espacios de participación política, estalló la guerra civil que finalizó en 1992, tras la firma de acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla salvadoreña.