El intelectual cubano Alfredo Guevara, amigo y colaborador de Fidel y Raúl Castro, impulsor del Nuevo Cine Latinoamericano y presidente del Festival de Cine de La Habana, falleció de un infarto este viernes en La Habana a los 87 años.

Junto al Premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, Guevara creó en 1985 la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y la Escuela de Cine de San Antonio de Los Baños en 1986. Fue embajador ante la UNESCO y presidente del Festival de Cine de La Habana, desde 1979 hasta su muerte.

Nacido en La Habana el 31 de diciembre de 1925 y amigo de Fidel desde que eran estudiantes, fue una mezcla de agente, asesor y defensor del líder cubano en su difícil relación con los intelectuales. Sus últimos años los dedicó al Festival y a dar charlas a estudiantes en apoyo a las reformas de Raúl.

Tras el triunfo de la revolución trabajó con Ernesto Che Guevara, de quien fue amigo, y Vilma Espín, la esposa de Raúl, en la redacción de la ley de Reforma Agraria y otros decretos, hasta que en el mismo 1959, por encargo de Fidel, fundó el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

Desde el ICAIC, que durante medio siglo ha producido casi la totalidad de las películas cubanas, impulsó el movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano y el manifiesto de cineastas de la región en Viña del Mar, Chile, en 1969.

“Si Viña del Mar fue cuna del nuevo cine latinoamericano, Alfredo Guevara fue el partero, el alquimista, el forjador que lo hizo nacer”, dijo una vez el cineasta chileno Aldo Francia (1923-1996).

Además, participó en política, siendo miembro del Comité Central del Partido entre 1991 y 1997, diputado de 1993 a 1998, dirigió el ICAIC por 22 años, hasta que fue cesado en 1981 tras una disputa con el ideólogo comunista Antonio Pérez Herrero.

Enviado por Castro como embajador ante la UNESCO por 10 años (1983-1993); Guevara entendió después que el líder no lo castigó, sino que quiso “preservarlo”, según dijo.

La televisión informó que Guevara falleció de un infarto, y que sus restos serán cremados y las cenizas esparcidas en la escalinata de la Universidad de La Habana, lugar emblemático de sus luchas estudiantiles con Fidel.