El gobierno boliviano busca reforzar sus controles fronterizos, principalmente con Brasil y Perú, con quienes tiene una frontera de casi 4.200 kilómetros, tras detectarse el ingreso de criminales o actividad ilícita desde esos países, indicó este viernes el ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero.
“Tenemos que tomar medidas a nivel de controles migratorios, luego podemos controlar el delito, podemos hacerlo perfectamente”, afirmó el ministro Romero, entrevistado por la radio católica Fides, tras crímenes callejeros que sacudieron la ciudad de Santa Cruz, 900 km al este de La Paz.
Bolivia tiene 3.132 kilómetros con Brasil y 1.131 km con Perú, “y ahí tenemos vulnerabilidad”, acotó la autoridad gubernamental.
Romero afirmó que “con esas amplias fronteras tenemos 15 controles puestos de control migratorio (terrestre), más tres en los aeropuertos internacionales: esos 18 puestos son insuficientes”.
Del Perú procede cocaína, junto a traficantes peruanos. Esa droga y la que se elabora en Bolivia termina en Brasil y Paraguay, parte se queda en esos países y el grueso se orienta a los mercados europeos.
Además, un sicario brasileño fue detenido en Santa Cruz el jueves, acusado por la Policía de matar a tiros en vía pública a un ciudadano boliviano. Otros dos sicarios colombianos también fueron detenidos en las últimas 24 horas por otros hechos, causando conmoción ciudadana.
El jefe de la policía antidrogas, coronel Gonzalo Quezada, dijo por separado en una rueda de prensa que de enero a la fecha se detuvo “a 31 colombianos, 19 peruanos, 16 argentinos, 14 brasileños”, entre otros.
El ministro Romero manifestó que una de las medidas para mejorar los controles fronterizos con Perú y Brasil, y también con Paraguay, Argentina y Chile, es reforzar el intercambio de información.
Esta información debería ser compartida con los países vecinos y otros, como Colombia, acotó.