El suspenso reinaba este jueves en Italia para saber si el ex sindicalista católico y ex presidente del Senado Franco Marini, propuesto por las dos mayores fuerzas políticas del país, logra obtener los votos necesarios para convertirse en el futuro presidente de la República, pese a que su candidatura divide profundamente a la izquierda.
Ningún candidato salió elegido en la primera ronda de votaciones que se celebró en el Parlamento, ya que se necesita obtener los dos tercios de las papeletas.
A las votaciones para remplazar al actual presidente, el respetado estadista Giorgio Napolitano, de 87 años, tienen derecho a pronunciarse 1007 electores, entre ellos 319 senadores, 630 diputados y 58 delegados regionales.
El candidato de consenso propuesto por la izquierda y la derecha, tras numerosas negociaciones secretas, es Marini, de 80 años, quien logró 521 votos de los 672 necesarios.
El resultado negativo fue celebrado con aplausos por grupos de manifestantes de izquierda, que identifican a Marini con los peores defectos de la política tradicional por su pasado en la otrora poderosa Democracia Cristiana.
La candidatura de Marini dividió además a la izquierda, al borde de una ruptura histórica, y fue fuertemente rechazada por el rebelde Movimiento Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo, la tercera fuerza política del parlamento.
“Marini es un hombre del sistema, si gana será un desastre para el país”, comentó Grillo, el fustigador de la llamada “casta” política.
Para Grillo, Marini es en realidad el candidato del líder de la derecha y magnate de las comunicaciones, Silvio Berlusconi.
“Será un presidente que le garantizará la tranquilidad judicial” al ex primer ministro Berlusconi: “Será su hombre”, comentó al referirse a los numerosos enredos judiciales del magnate.
“Es un candidato del siglo pasado”, lamentó el joven alcalde de Florencia, Matteo Renzi, quien lidera una amplia corriente del Partido Democrático (izquierda).
Pese a que no han podido ponerse de acuerdo en 50 días para formar un Gobierno estable tras las elecciones de finales de febrero, los dos mayores partidos del país decidieron proponer a Marini como un nuevo presidente, una decisión tomada sin consultar las corrientes internas ni a sus bases.
UN INTELECTUAL ENTRE LOS CANDIDATOS
El segundo más votado fue el profesor emérito de Derecho Civil, Stefano Rodotá, de 79 años, con 240 votos.
Rodotá es coautor de la Carta Fundamental de Derechos de la Unión Europea y ha estado a cargo de la entidad oficial que mide libertades individuales, nuevos derechos, calidad democrática y abuso de poder.
El prestigioso intelectual es el candidato del movimiento antisistema del cómico Grillo y cuenta con el apoyo de importantes sectores de izquierda, inconformes con la controvertida línea de su líder , Pierlui Bersani, de aliarse para la presidencia con su histórico enemigo Berlusconi.
Como para el cónclave durante la reciente elección del nuevo Papa en el Vaticano, no se descarta una sorpresa, con una victoria inesperada de Rodotá o de otro candidato que salve al PD del caos en el que se encuentre.
Grupos de personas se congregaron frente a la sede de la presidencia, el palacio del Quirinale, para manifestar a favor de Rodotá, personalidad conocida por su independencia, en un gesto inédito en la historia reciente de las elecciones presidenciales italianas, a cargo del Parlamento, según prevé la Constitución.
El candidato al puesto más importante y estable del país, con mandato de siete años, es por tradición una personalidad por encima de los partidos y una figura que garantiza el equilibrio de la vida política, ya que es la única persona con derecho a disolver el Parlamento y a convocar elecciones legislativas anticipadas.
En 2006 Napolitano fue elegido en la cuarta votación, con 543 votos a favor de un total de 990 votantes, cuando se necesitan sólo la mitad más uno de las papeletas.