Al menos 50 personas murieron el martes y otras 171 fueron heridas en varios ataques en la víspera del 10º aniversario de la invasión dirigida por Estados Unidos, cuyo objetivo declarado era construir una democracia en la región, pero que desencadenó una ola brutal de violencia.

Unas 50 personas murieron y otras 171 sufrieron heridas en una ola de ataques en Bagdad y el centro de Irak el martes, según un nuevo balance proporcionado por fuentes médicas y de la seguridad.

Hubo unas 20 explosiones y varios ataques a mano armada fundamentalmente contra musulmanes chiitas, y muchos de los atentados fueron llevados a cabo en el norte y el este de Bagdad. Se trata del número de muertos más elevado en Irak en seis meses, de acuerdo con un recuento de la AFP.

Es una nueva escalada de violencia que crea interrogantes sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para cumplir con su misión, cuando faltaba un mes para las primeras elecciones del país en tres años.

Las elecciones provinciales fueron postergadas debido a estos atentados. El gobierno iraquí decidió este martes postergar las elecciones provinciales previstas el 20 de abril “al menos por seis meses”, anunció un responsable de la Comisión Electoral a la AFP.

Estos comicios debían realizarse en las provincias mayoritariamente sunitas de al Anbar y Nínive, pero fueron aplazados debido a la inseguridad en la zona, anunció el portavoz del primer ministro.

Los últimos ataques ponen en evidencia la violencia que afecta a Irak una década después de la invasión. Poco antes, informes separados publicados por el grupo Iraq Body Count (IBC, Irak Recuento de Cadáveres), con sede en Gran Bretaña, y por investigadores de The Lancet, una revista médica británica, señalaron que el balance global de una década de derramamientos de sangre costó la vida a por lo menos 112.000 civiles en Irak.

Muchos de los ataques del martes tuvieron lugar en barrios chiitas, dentro y alrededor de Bagdad, a primeras horas de la mañana del martes. Las fuerzas de seguridad incrementaron los registros en los retenes y cerraron rutas importantes, agravando los embotellamientos de tránsito de la capital, indicó un periodista de la AFP.

Los soldados y los policías también pusieron nuevos puestos de control, y excepcionalmente estaban registrando incluso algunos vehículos con marcas gubernamentales, que generalmente pasan sin sufrir una inspección.

El martes se registraron al menos 11 atentados con coches bomba, incluyendo a dos que fueron detonados por kamikazes, además de una bomba en una ruta y dos ataques a mano armada, indicaron fuentes oficiales.

Aunque ningún grupo se adjudicó la responsabilidad de estos atentados, a menudo militantes sunitas atacan a civiles chiitas y a empleados gubernamentales con la finalidad de desestabilizar al país.

La violencia se incrementó antes del 10º aniversario de la invasión liderada por Estados Unidos. La semana pasada, 87 personas fueron asesinadas, de acuerdo con un balance elaborado por la AFP a partir de informes de responsables médicos y de la seguridad.

Las autoridades iraquíes todavía no han anunciado ceremonias para conmemorar ese aniversario el miércoles próximo, y es probable que se lleven a cabo el 9 de abril, la fecha en que cayó Bagdad.

La guerra lanzada con el objetivo declarado de eliminar las reservas de armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Sadam Husein, que jamás fueron encontradas, se concentró después en tratar de convertir a Irak en un aliado de Occidente dentro de una región inestable.

Aunque la guerra misma fue relativamente breve -comenzó el 20 de marzo de 2003, Bagdad cayó algunas semanas después, y el presidente norteamericano de esa época, George W. Bush, declaró el 1 de mayo que la misión estaba cumplida-, la violencia continuó después.

IBC indicó que más de 112.000 civiles murieron desde la invasión de 2003, mientras que un estudio publicado en The Lancet señaló 116.000 civiles muertos desde 2003 hasta diciembre de 2011, cuando se retiraron las fuerzas norteamericanas.

La violencia, que sigue siendo elevada de acuerdo con las cifras internacionales, fue reducida ligeramente a partir de 2008, cuando el fortalecimiento de las tropas estadounidenses coincidió con el hecho de que las milicias tribales sunitas decidieran apoyar a los militares norteamericanos.

Sin embargo, la reconciliación política –el objetivo estratégico del incremento militar norteamericano–, nunca fue totalmente lograda.

Desde los conflicto territoriales en el norte a las interrogantes sobre la distribución de los grandes ingresos petroleros del país, numerosos problemas importantes quedaron sin resolver. Mientras tanto, los iraquíes deben enfrentar problemas cotidianos como la carencia de servicios públicos adecuados y los elevados niveles de desocupación.

Mientras tanto, los antiguos socios del primer ministro Nuri al Maliki en el gobierno, lo han acusado de monopolizar el poder, y en los últimos años se han aprobado pocas leyes importantes al respecto.

A pesar de todo se observa un elemento positivo en el floreciente sector petrolero de Irak, que llenó las arcas del gobierno y según las proyecciones continuará expandiéndose.