El Consejo de Seguridad de la ONU decidió este jueves imponer una nueva serie de sanciones a Corea del Norte tras el tercer ensayo nuclear realizado en febrero por Pyongyang, que deben “golpear duro” al país según Estados Unidos.

La resolución del Consejo, propuesta por varios países (entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Corea del Sur y Francia) y adoptada unánimemente por sus 15 miembros, trata de acabar con las fuentes de financiamiento utilizadas por Pyongyang para acercarse a sus ambiciones militares y balísticas.

Las medidas ponen bajo vigilancia a diplomáticos norcoreanos y engrosan una lista negra de particulares y empresas sometidas al congelamiento de bienes o a la prohibición de viajar.

Las sanciones definen más específicamente una serie de productos de lujo que los dignatarios del régimen comunista no estarán autorizados a adquirir y obliga a inspecciones obligatorias de cargamentos sospechosos de provenir o de tener como destino a Corea del Norte.

La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Susan Rice, dijo inmediatamente después de hacerse el anuncio que las sanciones “golpearán duro” a Pyongyang.

“Aplicadas juntas, estas sanciones golpearán y golpearán duro. Aumentarán el aislamiento de Corea del Norte e incrementarán el costo para los líderes de Corea del Norte de desafiar a la comunidad internacional”, dijo Rice a periodistas.

Rice negoció las sanciones con el embajador de China en el consejo, Li Baodong, quien dijo que la resolución era “un importante paso adelante” pero haciéndose énfasis en que deben llevar a que Corea del Norte vuelva a retomar las negociaciones y disminuyan las tensiones.

Los 15 países miembros del Consejo de Seguridad manifestaron “la mayor preocupación” ante el último ensayo nuclear norcoreano, realizado el 12 de febrero, el tercero después de los de 2006 y 2009, y se dijeron listos a tomar “importantes medidas adicionales”, no precisadas, si Pyongyang procede a un nuevo ensayo de bomba atómica o a un nuevo lanzamiento de misiles.

Sin hacer caso de la votación de la ONU, Corea del Norte continuó la escalada verbal, acusando a Estados Unidos de querer provocar una guerra atómica y amenazó a Washington con un ataque nuclear “preventivo”.