La elección presidencial de Ecuador se presenta como la crónica de una victoria anunciada para el mandatario socialista Rafael Correa, decidido a anclar su “revolución ciudadana” y quien se presenta como el favorito en las encuestas.
El economista de 49 años, hijo de una familia modesta de Guayaquil y con estudios en universidades de Europa y Estados Unidos, parece encaminarse a un triunfo desde la primera vuelta del domingo.
“Su victoria parece más que asegurada, la única incertidumbre reside en la amplitud de su ventaja”, explicó Marco Romero, politólogo de la Universidad Andina.
Correa se encuentra en la cima de su popularidad gracias a los programas sociales que ha desarrollado con fondos provenientes del petróleo; logró restituir la estabilidad a este país de 15 millones de habitantes, que vio pasar a ocho jefes de Estado desde 1996 hasta su llegada a la presidencia en 2007.
Adversario del neoliberalismo y enfrentado a los medios de comunicación y a los sectores financieros, Correa pide a los ecuatorianos un último mandato de cuatro años, pues la Constitución le impide aspirar a un tercer período de gobierno.
Como reto más difícil de superar, Correa buscará el domingo, cuando también se realizan las elecciones parlamentarias, obtener para su partido Alianza País la mayoría absoluta en el Congreso.
“No es el proyecto de un hombre, es una revolución ciudadana. Hay que hacer irreversible esta revolución. Estamos con los excluidos, con los pobres”, lanzó Correa la noche del jueves, en el acto de cierre de su campaña electoral en un populoso barrio del sur de Quito.
Una victoria por amplio margen le dará “legitimidad y capacidad para emprender políticas públicas que hoy por hoy son conflictivas”, comentó Santiago Basabe, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Los detractores de Correa lo acusan de espantar las inversiones extranjeras y critican sus lazos con Cuba y Hugo Chávez, pese a que más allá de lo desplantes verbales el mandatario ecuatoriano ha adoptado una línea más pragmática.
Sin embargo, los expertos aseguran que Correa no debería temer a la oposición, tan fragmentada que concurre a estas elecciones con siete candidatos presidenciales. El banquero Guillermo Lasso, un político conservador que denuncia el “autoritarismo” de Correa y aparece como su principal rival, apenas cuenta con 10% de la intención de voto. Los demás aspirantes, entre los que figuran el expresidente nacionalista Lucio Gutiérrez y el hombre más rico de Ecuador, Alvaro Noboa, tampoco han logrado despegar en las encuestas.