Chile, siguiendo una tendencia impuesta a nivel mundial, adoptó la inscripción automática y el voto voluntario, lo que genera una gran incertidumbre respecto de los márgenes de participación y la revisión del mismo, considerando volver a implementar el voto obligatorio, pero manteniendo la inscripción automática.

Primero se debe precisar si una disminución de la participación de los votantes sería un problema o no, a la luz de una supuesta disminución en la legitimidad de candidatos electos con volúmenes variables (generalmente a la baja) de votantes. Lo que va acompañado del reto logístico que la implementación del voto obligatorio traería a todo el aparataje del Servel.

Para la cientista político Lesley Briceño, la discusión llevada en los últimos días respecto de la inestabilidad institucional que podría traer, dependerá de la mirada que se tenga al respecto y no significa necesariamente un peligro latente.

Esto pues si bien la votación es importante, no lo es todo dentro de la participación política de la ciudadanía, pudiendo ellos buscar otras vías para expresar sus opiniones, lo que es muchas veces visto como una forma más directa de lograr una solución para diversas problemáticas, tal como ocurrió en Aysén o con la movilización estudiantil.

Ello tendría relación con experiencias vividas en otros países, donde la participación en las elecciones incluso se ha situado en las cifras detalladas a continuación:

-Australia tiene una participación de un 76% con un sistema de asistencia obligatoria al local en que se realiza la elección, que no requiere que necesariamente que ellos voten.
-Japón con un sistema voluntario tiene un 67% de participación.
-Corea del Sur, al igual con un sistema voluntario, registra un 60% de votaciones en relación al padrón electoral.
-Singapur con un sistema de votación obligatoria tiene un 94 de participación.

No obstante, en promedio en ellos entre un 70% u 80% de las personas participa activamente en ONG, movimientos u otros grupos de presión, ruta hacia la que nos estaríamos encaminando.

De todas formas la académica dijo que -presumiblemente- la noche del domingo serán dos las miradas frente a lo que ocurra: una resaltará el aumento del número de votantes respecto de la anterior elección, esto pues la intención de voto mostrada por una serie de estudios apunta a que irán más personas a votar.

Mientras que otra pondrá su centro en el porcentaje de electores respecto del padrón electoral, lo que en el caso más optimista para Briceño no superaría el 60%, lo que podría llevar a buscar cambios encaminados hacia el voto obligatorio, aludiendo a una crisis de representatividad de las autoridades electas por sólo un poco más de la mitad de la población.

Sea como sea esta revolución en el sistema electoral tendrá mucho material para ser examinado, en un país que vivirá un hito en su proceso de profundización democrática.