Los 21 niños que viven con sus madres en la cárcel de mujeres de Badgad son potencialmente una “bomba de relojería”, advirtió el domingo en un informe un grupo de derechos humanos iraquí que señaló también denuncias de violaciones y tortura.

La organización humanitaria Hammurabi, liderada por el exministro de Migración Pascal Wardeh, también detalló las condiciones en que viven las reclusas de la cárcel de Kadhimiyah, en el norte de Bagdad, en la que algunas denunciaron haber sido víctimas de violencias físicas.

Señaló que 21 niños viven con sus madres en instalaciones carcelarias “sufriendo un castigo sin haber perpetrado ningún crimen”.

“El Estado debe buscar cómo gestionar estos casos dentro de la cárcel”, indicó el informe, que apuntó a que los niños “pasaban el tiempo únicamente con sus madres, escuchando sus historias”.

La ONG señaló que esto convertía a los niños “en una bomba de relojería para el futuro”.

La organización señaló que visitó la cárcel el pasado 20 de septiembre junto a otros representantes del ministerio iraquí de Derechos Humanos. El informe fue entregado al presidente Jalal Talabani y el ministerio en sí.

Un total de 414 prisioneras cumplen sentencia en la cárcel, de edades comprendidas entre los 20 años y los 65. Entre ellas, 18 han sido condenadas a muerte.

La ONG indicó que algunas prisioneras se quejaron de “diferentes formas de tortura, como el uso de electricidad, puñetazas y violaciones durante la investigación”.

Citó a un juez no identificado que admitió la existencia de “violaciones durante el proceso de investigación” y recomendó que mujeres oficiales de seguridad escoltaran a las prisioneras para disminuir las probabilidades de que sufran abusos.

Los grupos de derechos humanos se han quejado en varias ocasiones del uso persistente de torturas en las cárceles iraquíes para extraer confesiones a los detenidos, y también de la práctica todavía en vigor de cárceles secretas.