El ex presidente de Colombia Álvaro Uribe (2002-2010) expresó su rechazo a una posible incorporación de las FARC al tablero político, tal y como planteó el actual gobierno colombiano este jueves durante la instalación formal del proceso de paz con la guerrilla comunista.

“Me preocupa la elegibilidad política del narcotraficante, del secuestrador, del extorsionista”, declaró Uribe en Medellín (noroeste) al término de la presentación de su libro ‘No hay causa perdida’.

El ex mandatario rechaza la concesión de estatus político para las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), la guerrilla más antigua de América Latina, a la que considera una organización estrictamente criminal.

Uribe, que durante su gobierno combatió frontalmente a las guerrillas con apoyo de Estados Unidos, se ha convertido en uno de los mayores críticos de su sucesor, Juan Manuel Santos, quien fue su ministro de Defensa y a quien apoyó en la campaña electoral.

El ex presidente reprocha a Santos una supuesta relajación en la ofensiva militar contra las FARC, que mantienen en la actualidad a unos 9.200 combatientes según el Ministerio de Defensa.

De haber continuado con esa ofensiva frontal “las FARC no deberían tener hoy más de 2.000 personas”, aseguró.

Uribe también lamentó que el gobierno haya accedido a dialogar con la guerrilla sobre el desarrollo rural, el primer punto que se discutirá en la mesa de negociación que arranca en noviembre en La Habana.

“La agenda nacional, el sector rural, no se puede negociar con el terrorismo”, sostuvo el ex mandatario.

Los otros puntos de la agenda del proceso son la participación política, el narcotráfico, el abandono de las armas y los derechos de las víctimas.

El jefe negociador del gobierno colombiano, Humberto de la Calle, afirmó este jueves en la instalación formal de los diálogos en Noruega que las FARC podrán convertirse en un partido político al final del proceso.

Sin embargo, De la Calle puntualizó que el acuerdo de paz deberá respetar los compromisos internacionales en materia de justicia y que las FARC deberán “dar la cara” ante sus víctimas.